La elección de la nueva dirigencia del PAN en Puebla fue una batalla de ganar o morir.
Desde noviembre se los dijimos ooootra vez primero: Mario Riestra va a ganar.
La pieza final que empujó a Mario al triunfo fue Genoveva Huerta.
Los Riestra iniciaron la aventura de conquistar el partido con 18 consejeros y terminaron con 70.
Lunes a lunes —día en que se reúne el equipo compacto—, mejoraban los números. La última semana, ya tenían una ventaja considerable.
La derrota en la elección pasada hizo más fuerte al grupo incondicional de Mario Riestra.
Ahí estaban —como desde pequeños— Rodrigo y Susana, sus dos generales de batalla; Ernesto Gómez, particular y sombra; la incansable ex diputada Rocío Aguilar; Carolina Beauregard, amiga personal; los ex regidores Ricardo Grau y Luis Franco, con los tamaños que se necesitaban en momentos clave; Blanca Jiménez, Fernando López y Tavo Corvera.
En el camino se sumó gente valiosa que hizo la diferencia y le dio sentido al eslogan de campaña Inclusión para Ganar: Jorge Aguilar Chedraui, Genoveva Huerta, Roberto Grajales, Edmundo Tlatehui, Filomeno Sarmiento y la dupla de Mónica y Pablo Rodríguez.
Eduardo Rivera se la jugó igual que en su administración: con los mismos de siempre.
El resultado no puede ser otro cuando privilegias lealtad a capacidad; obediencia a talento.
Lalo amenazó con irse de Acción Nacional si perdía y perdió.
***
Para mentadas, información, denuncias: 2221.60.17.54