En política nada es casualidad y en el verdadero periodismo, mucho menos…
En algunas áreas de Comunicación Social o prensa de funcionarios, políticos u organizaciones no han entendido que las personas que encabezan esas tareas son pieza fundamental para tener un trato regular, cordial, bueno o malo- dependiendo, con reporteros, periodistas y fotógrafos.
Te cuento. Recién llegó la diputada local del PRI al Congreso de Puebla, Delfina Pozos, y algún “astuto” o llamarlo quizá “oportunista” le comenzó a llevar su comunicación con la fuente política.
Se trata de nada más y nada menos que de un personaje que ha vivido de “apoyos gubernamentales o políticos”, se sabe: Víctor Cabrebra… esa es otra historia.
Al grano. Te cuento. El mismo “comunicador” hizo un grupo de WhatsApp para difundir las actividades o invitaciones de Delfina Pozos, donde incluyó a cierto número de reporteros y fotógrafos. No a todos, solo seleccionados. Desde ahí comenzó mal.
Resulta que, en las últimas semanas, en ese grupo la gente que trabaja con Cabrera, ha cometido errores garrafales que no se perdonan en el periodismo. “Copy-paste” de notas o robo de videos.
Así como lo lee. La semana pasada enviaron un boletín informativo sobre la diputada Delfina. Resultó que esos párrafos eran tal cual de una nota de una reportera, que por años ha cubierto la fuente política.
Luego, en esta semana que corre, enviaron un video que minutos antes había publicado la misma reportera en sus redes sociales, es decir, fue robado, sin autorización de la periodista.
Todo eso enfureció a la fuente, con justa razón. Y comenzaron a enviar mensajes y stickers de enojo.
Incluso, al grupo fue añadida la propia diputada. Se le informó sobre lo sucedido… aunque solo por unos minutos, porque ese mismo grupo eliminó el celular de Pozos y cambió los ajustes del chat para que nadie más pudiera escribir. Hágame el favor.
“Voy a hablar con la chica de prensa por que no es lo correcto”, se limitó a escribir Delfina.
Algo raro sucede en el equipo de comunicación de la legisladora. Hace unas semanas me contaron que ese tal Víctor Cabrera ya no estaba en el grupo de la priísta.
Pero, ese grupo de whats que creó él mismo y que está como administrador, sigue funcionando, aunque enviando todo lo contado en esta columna.
Surgen interrogantes:
¿Cabrera le está jugando “chueco” a la legisladora?
¿La propia Delfina sabrá todo lo malo que está haciendo su gente de comunicación?
En fin. En política y en el verdadero periodismo no hay casualidades.