El salario promedio de los mexicanos dista por mucho al sueldo de la clase política mexicana, a pesar de los cambios en esta materia. Eso incluye las prestaciones, que son los beneficios que por ley cada trabajador debe recibir.
Cada fin de año, una de las prestaciones más esperadas es el aguinaldo, que es el dinero que en esta temporada trae alivio al bolsillo de las familias. Es el pago más alto, de todas las prestaciones, que los trabajadores reciben por año trabajado y significa también un monto que es esperado con ansias para satisfacer desde gustos hasta deudas.
El salario que le sigue es de 3 mil 690 pesos mensuales, lo que equivale a un aguinaldo de mil 845 pesos. Eso mientras que hay funcionarios que recibirán hasta el medio millón de pesos.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), tiene un indicador para este panorama, que es el de la pobreza laboral, que se deriva del ingreso laboral y su relación con el costo de la canasta alimentaria. Ese tipo de pobreza ha ido en aumento y del segundo trimestre al tercer trimestre de este 2022, pasó de 38.3 por ciento al 40.1 por ciento a nivel nacional.
En todo este panorama hay un lado b, en el que está la clase política que no ha dejado de tener privilegios a pesar de que la Ley de Austeridad Republicana ya establece límites a las percepciones –nadie puede ganar más que el Presidente de la República. Sin embargo, no todos han acatado los alcances de dicha reglamentación gracias a amparos.
Cada fin de año, el dinero que algunos servidores reciben en aguinaldo y/o gratificación de fin de año rebasa hasta el medio millón de pesos. Es el caso del pago de fin de año que reciben los consejeros del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), que es de 584 mil 531 pesos, lo que sería 158 veces más que el dinero que recibe un trabajador promedio.