Muchos siguen sin entender —no quieren— que el gobernador se llama Sergio Salomón.
Doble Ese, como le llaman algunos, es el que manda.
No tendría por qué ser diferente.
La foto que publicó la ex presidenta municipal, Claudia Rivera, con el góber es contundente: el Barbosismo, una clase política que realmente nunca existió, terminó.
Imposible imaginar una postal similar entre la ex presidenta municipal y Miguel Barbosa.
Así como el Morenovallismo, todo el poder recaía en una sola persona.
En ambos casos, el líder ya no está.
Sergio Salomón lo mismo recibe a Rodrigo Abdala que a los hijos de Ignacio Mier. Los presos de Barbosa no son los de Céspedes.
Hasta José Juan Espinosa regresó.
Les molesta a los huérfanos de Don Miguel, como lo llamaban, pero ya son otros tiempos en Puebla.
Se quedaron con las ganas de ver a Salomón Céspedes como una copia de Barbosa. Las revanchas y venganzas de uno, no son las del otro.
Desde los helicópteros del gobierno que tanto criticaban se traslada para hacer #UnGobiernoPresente y no desde una oficina.
Desde el CIS, lugar que Barbosa Huerta calificó como un lugar suntuoso y frívolo, el gobernador hace política.
Ahí seguirá recibiendo a quien quiera. Enemigo o no de su antecesor.
Qué pena por las locutoras que tuitean que “el barbosismo sigue intacto”. Qué tristeza por los tecleadores de Verónica.
Que no se confundan los odiadores que insisten en publicar sus encuestas y textos a modo: la decisión para 2024 es de uno.