200 MDE después y 4 palancas financieras que comprometieron los ingresos del club por 25 años, Barcelona gritaba a los 4 vientos que tenía una de las 3 mejores plantillas de Europa y estaba lista para pelear por todo.
2 meses después, está fuera de la Champions League. Sí, 2 partidos antes de que concluya la fase de grupos.
“Tuvimos mala suerte en el sorteo”
“Nos perjudicó el arbitraje”
“Merecimos ganar”
“Nos faltaron detalles”
“Tenemos jugadores lesionados”
“Estamos en reconstrucción”
Quejas de equipo chico.
Con esa plantilla, debieran ser capaces de sobreponerse a los yerros arbitrales, lesiones y cualquier rival que les imponga el destino.
La grandeza de un club se construye con títulos, nunca con pretextos.
En el futbol, como en la vida misma, se nos juzga por los resultados. Nunca por los méritos.
La imperiosa necesidad de ganar cada torneo en el que participen, ha hecho que se cumpla el adagio de los apostadores: “el que por necesidad juega, por obligación pierde.”
Consiguieron todos los refuerzos que el DT solicitó, pero es tal la presión por ganar torneos, que no encuentran comodidad para desplegar su mejor futbol.
Han ofrecido pinceladas de lo que busca Xavi desde el banco, pero siempre con equipos menores. Ante clubes de jerarquía han sido exhibidos una y otra vez.
Talento le sobra al plantel. Lo mismo con jugadores jóvenes como Ferrán o Gavi, como individuos experimentados y solventes, comenzando por Lewandoski.
El trabajo del cuerpo técnico, está para remediar los errores individuales que le ocurren a cualquier equipo.
En la dirección técnica recaen las principales fallas. Desde las alineaciones que no han logrado planteamientos adecuados, tanto como la incapacidad para suplir las ausencias por lesión.
Línea por línea, tienen hasta 3 jugadores por posición, particularmente en la zona defensiva, donde curiosamente han fallado más.
Quizás el único que no tenga sustituto es el centro delantero que ha cargado con la responsabilidad del club en la cancha y ha respondido como ningún otro durante la temporada.
La buena noticia es que solo están fuera de la liga de campeones.
Ganan y compiten en el torneo local. Están a solo 3 puntos del líder: Real Madrid.
Quedan por delante Copa de Rey, Liga, Súper Copa y la Europa League.
Es muy pronto para darlos por derrotados y muy temprano para tantas dudas.
Para lograr la grandeza que proclaman sus aficionados, les urgen humildad y autocrítica.
Solo el trabajo, la concentración y la seriedad, les permitirán darle la vuelta al momento amargo.
Xavi Hernández, cuya experiencia en los banquillos se limita al Al Saad de Qatar, es hasta ahora mejor orador que director técnico. Su hermano, Oscar Hernández, sin formación alguna, es el segundo entrenador. Por ahí parece que no vendrán las soluciones.
Xavi cuenta con el respeto y el cariño de la afición, además del respaldo de la directiva. Ha disfrazado con poesía lo que no refleja la pizarra. Ha conseguido tiempo, pero la paciencia no es eterna.
Se vendió como solución porque conoce y pondera la filosofía de juego del club donde además del resultado, les importan las formas.
La temporada anterior, llegó a darle vuelta al timón y a inyectarle esperanza a los culés.
La realidad fue cruel. Con Xavi perdieron todos los torneos en los que participaron bajo su dirección: Champions, Copa del Rey, Europa League y solo mejoraron su rendimiento en La Liga, donde lograron meterse al segundo lugar y con ello aseguraron lugar en Europa.
En el torneo actual, con la planeación y los refuerzos solicitados a la directiva, cuentan con lo necesario para ganar títulos y la plata suficiente para ir saneando la economía.
El autoproclamado “mejor equipo del mundo” ya anunció que buscará más refuerzos en Enero. Activarán más palancas. Endeudarán más al club.
Nadie lo dice abiertamente, pero el hilo siempre se rompe por lo más delgado.
La guillotina está afilada.
El tic tac resuena en la cabeza de Hernández.
No podría ser distinto.