Corría el año de 1965, cuando Miguel Castillo Campos, decidió incorporarse como voluntario a la Cruz Roja Puebla.
Hoy, a más de 57 años de distancia, el señor es uno de los socorristas/veteranos que su papel ha trascendido en el organismo de ayuda humanitaria.
Este 21 de febrero, la Cruz Roja Mexicana, cumple 113 años de brindar ayuda a quien menos tiene y más lo necesita.
En este marco de conmemoración, don Miguel Castillo narró a Capital su experiencia en estos largos años de ayuda.
Rememoró que al ingresar, primero fue capacitado al menos durante dos años, y en 1967 ya comenzó sus servicios profesionales en el organismo en Puebla.
Llegó a la Cruz Roja por invitación de tíos y hermano, mismo que ya falleció.
En 2010, ocurrió un terremoto que sacudió al país de Haití, surgió el llamado para prestar ayuda y acudió al sitio.
“No fuimos en junio del 2010 y ahí estuvimos mes y medio, realizamos recolección de alimentos que enviaron de México y el mundo para entregarlos a los damnificados”, explicó.
Dentro de lo más impactante que ha vivido, declaró don Miguel, es que en la ex tinta Penitenciaria, sacaba a los que ahí mataban los mismos reos.
“Para mí la Cruz Roja significa una gran institución que nos enseña a ser amigables y ayudar al prójimo”, declaró.
Expuso que a la fecha su familia está satisfecha por toda la ayuda que ha efectuado durante varios años.
Asimismo, Castillo Campos formó parte del Grupo de Búsqueda y Rescate en Áreas Montañosas.
“Casi cada tercer día subía al Pico de Orizaba, a la Malinche, Iztaccíhualt o al Popocatépetl”, comentó.
El rescatista convocó a las nuevas generación a ver en la Cruz Roja a una gran institución e invitó a los interesados a convertirse en rescatistas para ayudar al prójimo.