La Franja es una burla, tanto en lo individual como en lo colectivo. Realmente me sorprende que, con los pésimos resultados y el horrible funcionamiento del equipo, se atrevan a pedirle a la afición que asista al estadio.
¿Con qué argumento puedes pedir a la gente que gaste su dinero —y tiempo— para ver a un equipo que se muere de nada en la cancha?
Lo peor de todo, es que no hay autocrítica para aceptar cuando el rival es inmensamente superior o que se tiene una plantilla de tercera división que no alcanza para competir.
El martes por la noche, tras la derrota en contra del León —donde el equipo no hizo ni un tiro a puerta—, Eduardo Arce minimizó la estrategia de Nicolás Larcamón, mencionando que La Franja sólo tenía cosas por corregir.
¡Caray! Qué coraje da que quieran engañar a la afición. El León de Larcamón se comió al Puebla en todos los aspectos del juego y durante los noventa minutos.
El viernes por la noche, tras ser cuestionado por la derrota ante Cruz Azul —que llevaba 6 partidos sin ganar— contestó (molesto) que estaban para dar la cara y que había visto un equipo entregado al máximo.
¿Habrá escuchado el “fuera Arce” retumbar por todo el Cuauhtémoc al término del partido? La afición está harta del mismo discurso derrotista y lleno de pretextos.
Qué diferente sería que se comprometiera a sacar adelante los resultados o dejar el puesto, porque tras 8 jornadas y con 7 puntos de 24 posibles, es notorio que le está quedando muy grande.
Y como lo he tecleado anteriormente, entiendo que el joven e inexperto técnico no es el culpable de toda la situación, pero molesta que el equipo carece de absolutamente todo (incluyendo la cuestión táctica) y no hay autocritica para aceptarlo.
Arrepentidos tienen que estar los que ingenuamente creyeron que el Puebla seguiría igual sin Nicolás. Tras varias liguillas consecutivas, hoy ni al repechaje se aspira.
Al final, la cruda, cruel y triste realidad alcanzó a los poblanos: el equipo de la ciudad es uno de los peores en la Liga MX.