El programa social de apoyo alimentario impulsado por Juan Manuel Alonso, presidente municipal de San Martín Texmelucan, apesta. Y no se trata de un error aislado, sino de una decisión consciente de operar sin controles sanitarios.
Los pequeños y adultos vulnerables atendidos por el DIF municipal de Texmelucan consumieron verduras regadas con agua contaminada en huertos del rastro municipal.
El líquido con el que regaron los cultivos era una mezcla de agua, sangre, vísceras y estiércol porque la planta de tratamiento quedó inhabilitada desde que inició la administración actual. Omisión del alcalde que derivó en que los alimentos contaminados llegaran a los comedores.
Los huertos propuestos por Alonso se instalaron junto a la zona de desecho del rastro, donde se acumulan aguas negras que, en lugar de ser tratadas, se usaron para riego.
En el colmo del cinismo, el Ayuntamiento reactivó la planta de tratamiento de aguas residuales por una visita de COFEPRIS para maquillar la situación.
El proyecto estrella del alcalde parecía una brillante idea, pero la realidad detrás de éste es muy diferente.
La misma presidenta del DIF presumió en redes sociales como “promesa cumplida” que las cosechas se llevan a los abuelitos texmeluquenses.

La omisión del presidente no es un simple descuido administrativo: es una irresponsabilidad criminal que atenta contra la salud de los más vulnerables.
Urge una investigación.
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*Con información y apoyo del periodista José Manuel Piwi