Se podría pensar que los árboles artificiales generan menos contaminación, pero al parecer hemos vivido engañados, ya que de acuerdo con National Geographic, es mucho más sostenible los pinos que viven en los bosques.
Los árboles de Navidad artificiales se fabrican con un plástico conocido como policloruro de vinilo o PVC, un derivado del petróleo que con frecuencia contiene plomo.
La mayoría de estos se fabrican en China y deben cruzar océanos para llevar a varios países. Para sumar puntos en contra de los árboles artificiales, estos son transportados en barcos con motores que se alimentan de diésel, que genera más emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, se descubrió que un árbol artificial debe reutilizarse al menos 20 años para ser más ecológico que uno natural.
A pesar de que año con año se talan millones de pinos para llevar a casa el aroma a Navidad, actualmente se llevan a cabo investigaciones con nuevas tecnologías que permiten que estos generan semillas desde los cuatro años y no a los 40, como sucedía antes.