La filtración de la supuesta detención de Mauricio Cacho, amigo personal del ex gobernador Barbosa, nos da señales de lo que viene.
Ni perdón ni olvido.
Hay quienes abusando de su posición, se enriquecieron descaradamente.
¡Vaya que se nota!
Porque se puede ocultar la mano que roba, pero no la que gasta.
Y no se confundan: no se trata de un ajuste de cuentas, sino se hacer valer la ley.
De respetarla, pues.
El combate a la corrupción y la impunidad requiere de voluntad política y de la honestidad de quienes estarán al mando del estado, como en el sexenio que está por comenzar.
No olvidemos que a las y los mexicanos, después de la inseguridad, el tema de la corrupción es el que más les preocupa.
Por lo que ya están encontrando a nivel municipal y estatal en la época Barbosista, van a caer como moscas.
Al tiempo.