Ya no nos creen.
En el último informe sobre el consumo de información en medios digitales de Reuters quedó confirmado: durante el proceso electoral, sólo el 35% de los mexicanos creyó en las noticias.
Los medios tradicionales están siendo desplazados por las redes sociales, en especial TikTok. La red de videos ya es usada como buscador de noticias, y es la más influyente sólo detrás de Facebook y YouTube.
Y cómo no, si los mismos medios que alguna vez atacaron a políticos, en cuestión de semanas los alaban. Desde el famoso “ya es Julio”, pasando por “Es Nacho”, hasta el “Armenta gobernador”.
Más que ejercer el periodismo, muchos operan como instrumentos políticos.
Para entenderlo mejor: Latinus, el portal favorito de la oposición donde Carlos Loret y Víctor Trujullo un día sí y el otro también atacan al presidente, es el segundo medio de comunicación en el que menos confían los mexicanos, según Reuters y la Universidad de Oxford.
Loret y Brozo ni cosquillas le hicieron a la Cuatroté.
En sexto lugar de desconfianza aparecemos los medios locales, que no terminamos de dar el brinco a las grandes ligas con nuestra información.
Los poblanos no nos creen. O nos creen a medias, pues.
Parece —o queremos creerlo— que la gente no distingue entre propaganda y periodismo, pero sí lo hace. No podemos —ni debemos— dejar a la sociedad sin acceso a información confiable y verificada.
Hemos privilegiado la inmediatez, el alcance y los clicks antes de explicar la realidad.
Si seguimos así, terminaremos por perder credibilidad, confianza y sobre todo audiencias.