Bien dice la frase: “el hombre humilde tiene todo que ganar y el soberbio todo que perder, porque la modestia es siempre generosidad y la envidia, orgullo”
Y así tal cual le pasó al ahora excandidato del PAN, Eduardo Rivera Pérez. Sí, así como lo lee.
Me cuentan que algunos panistas están muy enojados, encabronados, por lo que les hizo el exalcalde durante el proceso electoral.
En un principio lo quisieron apoyar, respaldar, darlo todo con tal de que ganara; pero su soberbia no se lo permitió.
¿Se acuerdan cuando la panista, Mónica Rodríguez Della Vecchia, declinó a una candidatura a diputada federal, según por “cuestiones personales”?
Bueno, eso fue lo que se dijo de manera oficial y pública; la verdad es que ella decidió eso porque Lalo la hizo a un lado en su proyecto y ambición política.
A otro que también hizo a un lado ese Lalito fue al panista Rafael Micalco Méndez.
A la lista se suma la diputada Guadalupe Leal, al grado de que ya le pidió a Lalo que deje de destruir a Acción Nacional. ¡¡¡Bomba!!!
Esos desplantes de Rivera, ahora le cobrarán facturas.
Recientemente, Eduardo Rivera dejó entrever que estará interesado en la dirigencia del PAN, luego de que perdió la gubernatura.
Esos anhelos no les gustó a muchos panistas, quienes ahora evitarán a toda costa que sea su líder institucional. El tiempo dirá.
Oigan, ¿y Zaldívar?
Después de la derrota de Acción Nacional, al menos la dirigente estatal, Augusta Díaz de Rivera, ha salido a dar la cara, para bien o para mal, pero ha salido.
Ella no se escondió como otros, me refiero a Jesús Zaldívar, quien se nombra dirigente municipal del PAN.
Luego de las elecciones donde no les fue nada bien, ahora ni Pío dice, ¿pues no que muy León?
En las campañas salía a cada rato a la luz pública, pero tras perder, se escondió como los avestruces. En fin.