Después de haber concluido el domingo 7 de abril, el primer debate entre las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República organizado por el Instituto Nacional Electoral y de que los líderes de Morena y de los partidos que conforman la Alianza “Sigamos haciendo futuro” había proclamado el triunfo de su candidata Claudia Sheinbaum, sobre la candidata de la alianza “Fuerza y Corazón por México” Xóchitl Gálvez y del candidato de Movimiento Ciudadano Jorge Álvarez Máynez y de que incluso no sólo los medios afines a la 4T también habían difundido que a la candidata oficial le había ido muy bien y que había logrado salir avante en este primer ejercicio; dos días después, fue el propio presidente López Obrador quien en su conferencia mañanera comenzó a manifestar su enojo en contra de Sheinbaum, acusándola de que no fue capaz de defender a su gobierno.
También señaló que no respondió a los cuestionamientos que sobre los temas de salud, corrupción, programas sociales, mujeres, discriminación y grupos vulnerables, le planteó la candidata de la oposición; es decir después de haber analizado a fondo el impacto que tuvo, no para la candidata, sino para su gobierno, el hecho de que Sheinbaum, no saliera a dar una respuesta favorable al presidente, sobre las acusaciones que le hizo, por ejemplo en cuanto a los malos resultados en el manejo de la pandemia de la Covid-19, del abandono a los niños enfermos de cáncer, de la falta de medicamentos en el sector salud, del aumento en el número de feminicidios en el país y de la Ciudad de México, de su negligencia en la muerte de los 22 niños por el derrumbamiento del Colegio Rébsamen, de la caída de la Línea 12 del Metro en la que fallecieron 26 personas, siendo ella jefa de Gobierno de la ciudad, en relación a si investigaría las denuncias de corrupción de los hijos del presidente en las obras de construcción del Tren Maya, así como de otros temas que se integraron al debate con las preguntas enviadas por los ciudadanos.
Resulta que ahora el presidente, es quien declaró públicamente que la actuación de su candidata en el debate, afectó directamente a su gobierno, por considerar que tenía la obligación de justificar las acciones y programas de su administración en dichos temas; es decir y para variar el presidente está más preocupado por ser él, quien debió ganar el debate y no su candidata, que una vez más queda en un segundo plano, a pesar de que será ella la que aparezca en la boleta electoral el próximo 2 de junio.
Lo sucedido en el debate era inevitable, porque seguramente los asesores de Sheinbaum, sabiendo que la candidata de la oposición iba a realizar dichos cuestionamientos, sólo le aconsejaron que los dejara pasar de largo y que no entrara en un debate para defenderse, ya que la ventaja que hasta ese día mantenía, le daba la oportunidad de que la falta de respuestas a las acusaciones de Gálvez, no le afectarían en lo más mínimo en cuanto a las intenciones de voto de los ciudadanos simpatizantes de Morena y partidos aliados.
Así, como sólo se concentraron en asesorar a la candidata para que ella ganara el debate, no tomaron en cuenta que, de acuerdo a los intereses del inquilino de Palacio Nacional, la candidata también debería ocuparse de defender a la 4T y al presidente, quien como él mismo ha afirmado: la calumnia cuando no mancha, tizna y en este caso a él, le preocupa más la opinión de los ciudadanos a su gobierno, que el hecho de que Sheinbaum haya sido quién ganara este primer debate.
Por lo tanto, para el segundo debate del domingo 28 de abril, veremos una estrategia distinta de la candidata de Morena a la Presidencia de la República, que más que buscar ganar el voto de quienes no simpatizan con Morena y de los indecisos, deberá ocuparse de salir al paso a defender las acusaciones y señalamientos en contra del actual gobierno y de AMLO que le lanzará Xóchilt Gálvez; por lo que deberá priorizar la defensa más que sus propuestas de gobierno, que muchos ciudadanos no esperan sean diferentes, a lo que ha planteado AMLO como el segundo piso de la 4T.
A los ciudadanos, por si alguien aún lo dudaba, nos queda muy claro que si desde ahora la candidata de Morena demuestra que se encuentra subordinada y sujeta a las instrucciones de AMLO, qué le espera cuando en caso de lograrlo sea la primera presidenta de México.
Otro de los obstáculos que se le presentan desde ahora a Sheinbaum para salir avante en el segundo debate con sus propuestas, es que lo primero y más importante es que logre que nada afecte a la imagen presidencial, inclusive defendiendo, lo indefendible y después si aún se puede dar a conocer sus propuestas para lo que será su gobierno.
El tema más álgido que debatirá Sheinbaum es el de su estrategia de seguridad y combate a la delincuencia en el país, y desde ahora me pregunto: ¿será capaz de pronunciarse por seguir con la estrategia de que a los delincuentes abrazos y no balazos?, o bien si será la oportunidad para proponer algo diferente, aunque ello atente en contra de la imagen y popularidad del presidente, que todos los días hace lo posible para que los ciudadanos que votarán el 2 de junio, le den su voto a Sheinbaum, porque él estará siempre atrás de su gobierno dirigiendo al país.
El panorama para Sheinbaum se ve complicado pues deberá ser capaz de demostrarle a quien le debe su candidatura, que lo más importante es que nada ni nadie critique o cuestione las acciones y programas de su administración, aunque se tengan malos resultados, ya que lo importante es que nada dañe la popularidad del presidente, que una vez más sin estar en el debate, es quien impone la agenda y la línea discursiva de lo que deben hacer su candidata para evitar su enojo y malestar.