Si tecleas “Saco de pus” en Google, el buscador más popular del planeta con 900 millones de usuarios en el mundo, el nombre del nuevo integrante del equipo de Mario Riestra, Javier Lozano Alarcón, aparecerá en los primeros resultados.
El polémico político siempre soñó con ser gobernador de Puebla.
Un sueño que jamás podrá cumplir. Las y los poblanos no lo quieren.
Dueño de un conocimiento musical envidiable, Lozano Alarcón tiene la gracia de un elefante.
Para entender el verdadero tamaño del ex secretario del Trabajo con Felipe Calderón, basta ver sus tuits. Los “chinga tu madre”, “pendejo” y “miserable” abundan en sus respuestas.
Cuando llegan las ofensas, el debate de altura termina.
Político gris durante la administración de Calderón Hinojosa, Javier Lozano brincó a la fama en 2007, cuando decomisaron 205 millones de dólares en efectivo, 18 millones de pesos mexicanos, 200 mil euros, 113 mil dólares de Hong Kong, 11 centenarios y un lote de joyas a Zhenli Ye Gon.
El empresario chino ligado al narco acusó al hoy vocero de Mario Riestra Piña de haberlo amenazado de muerte con la famosa frase de “coopelas o cuello”, si no guardaba el dinero en efectivo en su casa.
Pero los escándalos del panista no terminan ahí.
En 2011, el dueño de MVS, Joaquín Vargas, lo acusó de amenazarlo con no poner en marcha el proyecto de la banda 2.5 Gigahertz si recontrataba a Carmen Aristegui, luego de haber sacado a la luz el supuesto alcoholismo del entonces presidente Felipe Calderón.
Mismo personaje, mismo modus operandi.
Otro gran fiasco del ex senador fue cuando pasó de ser vocero especial de la Confederación Patronal de la República Mexicana a ser vocero “voluntario” en menos de diez horas.
El también llamado “Chiva Loca” no sólo se ha confrontado con adversarios políticos, lo ha hecho hasta con su propia familia. En 2011, demandó a su hermano Sergio, quien administró durante 27 años un edificio de seis pisos con nueve departamentos, un penthouse, una antena satelital, un mezzanine, así como estacionamientos y un restaurante heredados por su madre y su abuela, quienes fallecieron de cáncer en 1982, exigiéndole 24 millones de pesos.
Y los escándalos siguen: Alfredo Jalife reveló que Lozano es un violentador de género, pues en el pasado agredió físicamente a su ex pareja Silvana Ponzanelli, quien sufrió en reiteradas ocasiones golpes e insultos mientras estuvo casada con el político.
Priista de formación, se convirtió en panista y regresó al Revolucionario Institucional para apoyar el proyecto fallido de José Antonio Meade.
Y, para variar, perdió.
Como perdió el juicio con Manuel Bartlett Díaz a quién había acusado por supuesto daño moral que le habría causado durante la campaña electoral de 2012. Lozano Alarcón prometió pedir licencia al Senado si resultaba vencido en el litigio, pero no cumplió.
Si buscan polémica, mejor contraten a Alfredo Adame.