Los dos partidos de Chivas esta temporada han tenido la misma sintonía: dominio de juego, oportunidades claras de gol falladas y contundencia del rival que los termina liquidando.
Guadalajara no es contundente. Necesitan diez oportunidades para meter una. Así no se puede.
Pero a diferencia de otros torneos, la buena noticia (o no) es que el esquema de Fernando Gago sí está funcionando, pues hay una idea clara y ofensiva de juego, el problema está en la definición.
Y de generar buenas sensaciones todos los partidos no se ganan títulos.
Por primera vez en mucho tiempo, es evidente que el problema no es el entrenador sino la calidad de los futbolistas.
Tristemente, esa será la narrativa de Chivas a lo largo del torneo.
Podrá jugar un gran partido a nivel colectivo, pero en el futbol, eso no es suficiente y el talento individual sí termina por imponerse y resolver partidos.
Seamos honestos: el Rebaño no tiene uno solo que pueda marcar esa diferencia.
Ese es el problema de tratar (porque ya no lo hacen) de jugar únicamente con mexicanos, porque ni si quiera tienes a los mejores.
Lo que son las cosas. Se ha generado el escenario perfecto para que Javier Hernández, regrese y se vuelva el héroe de la película.
Chicharito necesita una para meterla. Es un delantero que siempre está en el momento y lugar correcto para empujar la pelota.
En apenas dos jornadas se puede ver algo que a muchos les costará aceptar: Guadalajara necesita más de Hernández que el mismo futbolista del equipo.
El ‘hijo pródigo’ al rescate de unas Chivas que ni jugando bien pueden ganar.