En su mayoría lo hacen porque ya no quieren saber nada de ellos o porque sus actividades cotidianas les impiden hacerse cargo de sus papás o mamás, pero algunas familias dejan en abandono por completo a sus progenitores en Puebla.
Tan solo en la fundación Cáritas de Puebla, de su población de 50 abuelitos y abuelitas que atienden, 48 de ellos están en abandono absoluto.
Ningún familiar ya responde, ni los visitan; al contactarlos por teléfono, simplemente cuelgan.
“Los abuelitos tienen falta de cariño”, lamenta el presidente de Cáritas, José Refugio Gómez.
Algunos han fallecido en las mismas instalaciones, donde se les hacen los actos religiosos y se creman para colorarlos en urnas.
Un caso que destacó fue de un señor de 35 años que llevó a su papá a Cáritas, originarios de la zona de Teziutlán.
El señor de 68 años era fotógrafo, y por su misma actividad perdió la vista, por lo tanto, su hijo lo ingresó al asilo.
Sin embargo, a los tres meses de permanecer en esos cuidados, regresó su hijo con un notario para que le firmara sus escrituras y le quitara su patrimonio.
Nunca volvió a aparecer esa persona.
El abuelito entró en depresión y a los pocos meses murió.
“Le hablamos al hijo, oye tu papá ya falleció, pero nos respondió que ya no quería saber nada de él”, reveló.