Hay algunos panistas que se sienten dueños de las candidaturas del Frente Amplio en Puebla.
Una de ésas es la dirigente estatal de Acción Nacional, Augusta Díaz, que incomodó y molestó a Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, en la visita de Xóchitl Gálvez a la entidad.
Ya con la candidatura amarrada a la gubernatura con Eduardo Rivera y a la presidencia municipal con Mario Riestra, quiere más para las y los suyos.
Su imprudencia ya llegó al límite.
En un arrebato, le dijo a ‘Alito’ Moreno que una mujer debería encabezar la fórmula al Senado, sin importarle que el diputado local y dirigente del Tricolor en Puebla, Néstor Camarillo, y el diputado federal y presidente del Instituto Reyes Heroles, Lázaro Jiménez Aquino, estuvieran presentes.
El comentario disfrazado de petición, no cayó nada bien a los priistas que también aspiran a la Cámara Alta.
Augusta sabe que hay varios tiradores del Revolucionario Institucional interesados en esa posición: el poderoso Jorge Estefan, Néstor Camarillo y Lázaro Jiménez. En ese orden.
¿Pensará “Titi” que puede llegar? ¿Quiere subir a la puja a Ana Tere o Verónica Rodríguez que no tienen ningún mérito? ¿Tiene un acuerdo con Blanca Alcalá o Nancy de la Sierra?
El PRI no busca ser un factor de división, pero estos arranques de nada ayudan al Frente.
La discordia entre sus líderes podría mejorar el camino para la supremacía de Morena.
La decisión de selección del candidato por parte de la Alianza debe considerar los elementos que más convengan a la unidad y estos arrebatos nada suman.