A cuatro días de que Otis azotó el puerto de Acapulco, personas de todas las edades deciden abandonar sus viviendas o domicilios asentados en ese municipio.
Desde temprana hora, la estación Estrella de Oro luce abarrotada, con decenas de usuarias y usuarios esperando abordar un camión para su nuevo destino.
Hay quienes deciden trasladarse a un punto cercano, por ejemplo, Chilpancingo, en donde las comunicaciones y el suministro de la energía eléctrica no fueron afectados.
Sin decirlo abiertamente, parte de las personas exiliadas aún tienen la esperanza de que Acapulco regrese a la normalidad a la brevedad posible.
Hay otros pobladores que prefieren viajar a otras entidades federativas, tales como la Ciudad de México, Morelos o Puebla, debido a que son más escépticos.
El éxodo provocado por Otis tiene distintos motivos, entre ellos, la escasez de agua o alimentos, la falta de gasolina o, principalmente, el haber perdido todo su patrimonio.
Por órdenes de la empresa, los traslados de la estación localizada en Acapulco son gratuitos de 8 de la mañana a 4 de la tarde. Después de ese lapso, el pasaje tiene un costo de 119 pesos, al menos, para Chilpancingo.
Varias de las personas que han decidido salir del puerto expresan su molestia contra la alcaldesa Abelina López, remarcando que no votarán por ella en caso de que busque la reelección.