Sobre la calle 4 Norte, casi esquina con la 10 Oriente, es decir, a siete calles del Palacio Municipal, existe una casa de citas que se esconde bajo la fachada de Hotel San Francisco, con habitaciones desde 150 pesos, que, a decir de los vecinos, es de reciente apertura.
Ello a pesar de que el alcalde Eduardo Rivera Pérez y el secretario de Gobernación municipal, Jorge Cruz Lepe, han señalado que no está permitido ese tipo de sitios, porque el trabajo sexual es una actividad prohibida por la Comuna.
Al ingresar al lugar, se observa una cartulina amarilla que contiene una advertencia de decomiso de celular a quienes pretendan grabar o fotografiar a las trabajadoras sexuales. El mensaje termina con la frase “sonríe a la cámara”.
Al acercarse a una de las chicas que laboran ahí, esta casa editorial confirmó las actividades del sitio, pues la trabajadora detalló que el servicio cuesta 150 pesos por 15 minutos e incluye desnudo de la cintura para abajo y dos posiciones sexuales.
Si los clientes quieren desnudo completo y sexo oral, estos tienen un precio adicional de 100 pesos cada uno; asimismo, cada pose extra cuesta también 100 pesos, mientras que el servicio completo se ofrece en 350 pesos.
Cabe agregar que afuera del lugar hay un tipo que cuida el establecimiento, mientras que metros más adelante, se perciben patrullas municipales realizando rondines a fin de multar a los conductores que usen incorrectamente los parquímetros del Centro Histórico.
Desde que inició la nueva gestión municipal de Eduardo Rivera Pérez ha habido propuestas para regular el trabajo sexual en la capital poblana, por ejemplo, crear una zona de tolerancia.
Aunque, en un principio, el secretario de Gobernación había estado de acuerdo con esa iniciativa, al grado de mencionar que se destinarían hasta 16 casonas para dicha zona, después dio marcha atrás a sus declaraciones.
Más recientemente, la Secretaría de Igualdad Sustantiva y de Género del municipio de Puebla ha comunicado que busca empoderar a las trabajadores sexuales a través de cursos de estilismo.
Es oportuno agregar que diversas agrupaciones sociales han exigido no estigmatizar el sexoservicio, debido a que muchas de las mujeres dedicadas a ese giro lo hacen por necesidad económica.
También han solicitado mejorar los derechos laborales de las trabajadoras sexuales de la ciudad y han acusado que la fabricación de pruebas en contra de ellas es una práctica común entre los gobiernos municipales y estatales.