En la narrativa política en la que los mexicanos nos hemos visto envueltos las últimas tres semanas, a raíz de la orden de búsqueda emitida por la Interpol para la detención del exsecretario de Seguridad del estado de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, conocido como “Comandante H”, quien encabezó el grupo conocido como La Barredora y quien se desempeñó en el cargo en los gobiernos de Adán Augusto López y de su sucesor Carlos Manuel Merino Campos, resaltan los esfuerzos del oficialismo por tratar de salvar la imagen y cuestionamientos de la oposición y de los medios hacia Adán Augusto López, actual líder de la fracción parlamentaria de Morena en el Senado.
Así, desde la conferencia del pueblo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo hasta las sesiones de la Comisión Permanente del Congreso, se ha tratado, por los diputados y senadores, de evitar que se haga un linchamiento político hacia Adán Augusto por el peso de la representación que hoy ostenta y por ser, precisamente, como lo declaró la presidenta: “un compañero de lucha y pilar fundamental del movimiento de la Cuarta Transformación”, a lo que podemos añadir la cercanía que tiene con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien incluso públicamente ha mencionado que lo considera como su hermano, lo que quedó demostrado al nombrarlo como su secretario de Gobernación y después como una de sus ‘corcholatas’ para contender como aspirante a la candidatura a la presidencia de la República por parte de Morena y sus partidos aliados, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT).
Diversos medios, desde la campaña de Adán Augusto López como aspirante a la candidatura presidencial, denunciaron el gasto multimillonario del que hizo derroche en medios impresos, espectaculares por todo el país y recorridos y mítines, donde nunca se esclareció ni por Morena ni por el Instituto Nacional Electoral (INE), el origen de los recursos gastados y si hubo uso de recursos públicos para impulsar su candidatura.
A pesar de lo anterior, a Adán Augusto López no le alcanzó para lograr imponerse en la elección interna de Morena y terminó en un tercer lugar con un 11.2% de la votación, por debajo del 39.4% de Claudia Sheinbaum y del 25.8% de Marcelo Ebrard, por lo que tuvo que conformarse con encabezar la bancada de Morena en el Senado de la República en la actual legislatura.
En el centro del debate, sobre el grado de responsabilidad y culpa que se atribuye a Adán Augusto López por haber designado a Bermúdez Requena como su secretario de Seguridad, siendo gobernador y después por imponérselo a su sucesor Carlos Manuel Merino Campos, aún a sabiendas de que existían denuncias e indicios que apuntaban a que encabezaba al grupo delictivo de La Barredora, que se formó de una escisión del Cártel Jalisco Nueva Generación, y de que como secretario de Gobernación no haya informado al expresidente López Obrador ni solicitado una investigación a la Fiscalía estatal ni a la Fiscalía General de la República contra dicho funcionario.
Los argumentos en su defensa del oficialismo, cada vez más caen por sí mismos, ya que los partidos de oposición han insistido en equiparar esta situación a la misma que, en su momento, la 4T planteó contra el expresidente Felipe Caderón, al haber nombrado a Genaro García Luna como secretario de Seguridad en su gobierno y quien se encuentra purgando una sentencia de 38 años en una prisión de Estados Unidos, por haberse demostrado sus vínculos y protección que brindó al Cártel del Golfo y de Sinaloa durante su gestión.
La versión tanto de Felipe Calderón como de Adán Augusto López para defenderse de las acusaciones que pesan en su contra por las designaciones de sus secretarios de Seguridad son similares, en el sentido de pretender convencer a los mexicanos que fueron ajenos a las actividades de sus subordinados y que ignoraban los vínculos que hicieron con los grupos de la delincuencia organizada y los cárteles; dicha versión además de ser inverosímil, sólo deja más dudas y la certeza de que a final de cuentas: tanto estaban enterados de sus actividades delictivas como también de que ellos mismos las solaparon.
La aparición de Adán Augusto López en el último Consejo Nacional de Morena, después de varios días en que no había dado la cara, motivó que un grupo de consejeros, al ser nombrado en la asamblea, lanzara el grito de: “No estás sólo” como una forma de mandar un mensaje al Consejo y al gobierno federal, de que Adán Augusto López cuenta con el respaldo y apoyo del partido para no dejar el liderazgo de Morena en el Senado, pidiendo una licencia y mucho menos para que se deje pasar un juicio político que le quite el fuero constitucional del que goza para enfrentar un proceso penal; dicho grito de apoyo, por cierto no fue replicado por todos los consejeros presentes que deben estar esperando la línea de la presidencia para pronunciarse sobre este escándalo que está afectando a Morena y al oficialismo.
El grito de “No estás sólo” no es nuevo, ya que, desde el proceso de desafuero a López Obrador, cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se usó por los partidos y grupos de izquierda que lo apoyaban para frenar el intento del gobierno de Vicente Fox para desaforarlo a través de la Cámara de Diputados. El sentido de la frase era para luchar contra una injusticia y defender una causa justa, de la izquierda que era la oposición en el periodo neoliberal y, después se utilizó para apoyar la campaña y el triunfo de AMLO como presidente en las elecciones de 2018.
Pero, ante eventos como la solicitud de juicio de procedencia contra el diputado Cuauhtémoc Blanco ante la Cámara de Diputados para ser sometido a proceso penal por las acusaciones de su media hermana por el delito de intento de violación y ahora, ante las críticas y cuestionamientos contra Adán Augusto López, la frase se ha tergiversado para convertirse en un llamado, no a luchar contra una injusticia o una ilegalidad, sino para apoyar y defender a ultranza al acusado, sólo por el hecho de formar parte del partido sin tomar en cuenta la opinión pública ni las consecuencias para el país ante la presión del gobierno de Donald Trump, que busca encarcelar a los funcionarios y políticos que apoyaron o se coludieron con los cárteles para introducir drogas en Estados Unidos.
Por lo que me pregunto: ¿si el “Comandante H”, que es miembro activo de Morena, asistiera a una asamblea del Consejo Nacional, también le dirían “No estás sólo”?