Desde muy pequeño comenzó su interés por la música, al grado de que, a los 10 años, inició aprender a tocar algunos instrumentos, sobre todo, el violín.
Se trata de Alan Romero Cruz, de 21 años, un joven poblano quien narró a Capital de dónde nació su interés en aprender a maniobrar este tipo de equipo de cuerda frotada.
Rememoró que cuando estudiaba la primaria había una pequeña agrupación de violines, y ahí comenzó su atracción por tocar ese instrumento.
Con el paso del tiempo les comentó a sus papás que se quería especializar en esa área, por lo que hace cuatro años ingresó al Conservatorio de Música del gobierno del estado.
“Aquí en la escuela me especializo en ser instrumentista violinista, por lo que al egresar podré tener una ejecución alta y pueda competir con otros colegas a nivel de orquestas”, explicó.
Resaltó que en un principio se le dificultaba mucho pasar las cuerdas, ya que es uno de los instrumentos considerados más difícil de tocar.
Alan es hijo único de la familia Romero Cruz, y cuenta con todo el respaldo de ellos, al grado de que cuando les indicó que quería un violín, no dudaron en comprarle uno para impulsarlo en sus sueños.
Es innovador
El chico, originario de la capital poblana, refirió que no solo se enfoca en la música académica, sino que es un violinista de géneros diversos.
“Los temas que son sonados actualmente me gusta sacarlos e interpretarlos para mis amigos, familiares y demás personas para que conozcan la variedad de instrumentos y el tipo de interpretación”, mencionó.
Eso lo ha llevado a diversos espacios donde actúa con su violín.
Ha ido a Cholula, Atlixco, Tulancingo Hidalgo, Estado de México, y participaciones con la orquesta Filarmónica Gran Ensamble en auditorios como el de La Reforma y el Metropolitano.
Romero Cruz declaró que se ve en un futuro realizando algunas giras mundiales, pero antes empezando por una nacional por el país.
“Compartiendo mi talento y con orgullo, piezas mexicanas y sobre todo populares, dándole un estilo nuevo e innovador en lo que es la música”, destacó.
Recomendó a los jóvenes que, si les apasiona tocar el violín, o algún otro instrumento, no se detengan y sigan.
“La música te vuelve otra persona y es de mucha paciencia, trabajo, constancia, disciplina. Sentirán un cambio diferente en su vida”.