Ahí estaban sentados este jueves en el relanzamiento del Sistema Estatal de Información y Comunicación (SICOM).
De traje. Hablando de sus portales, de sus negocios y “exclusivas”.
Como si nada hubiera pasado.
A los adictos a Verónica Vélez se les olvidó lo que su jefa y socia —en algunos casos— le hizo a Pedro Gómez.
Algo tiene el maldito dinero que compra lealtades y las amistades las forja a base de convenios.
Naturaleza humana.
Me queda claro que no todos estamos hechos de la misma madera.
Qué fortuna.
El talento en política no es fácil de encontrar.
La lealtad tampoco.
Talento y lealtad, casi imposible.
Pedro lo debe saber.
Muy pocos hombres han logrado trascender al paso de los sexenios.
Fernando Manzanilla, por ejemplo, destacó en las administraciones de Rafael Moreno Valle, Guillermo Pacheco Pulido y Miguel Barbosa. En las tres fue Secretario General de Gobierno. No hay otro político que haya logrado esto en la historia de Puebla. Sus estudios en Harvard y la forma de operar hicieron que su nombre siempre estuviera en la mesa.
José Antonio Meade ocupó posiciones importantísimas en cuatro administraciones federales. Su determinación y conocimiento lo llevaron a la cumbre del poder en diferentes sexenios sin importar el color. El punto más alto de su carrera llegó con Enrique Peña Nieto, a donde ocupó la cartera de Desarrollo Social y, después, Hacienda y Crédito Público.
En ese mismo sexenio, Pedro Gómez Castillo trabajó en el área digital.
Más adelante, se convirtió en uno de los hombres más cercanos al ex gobernador Miguel Barbosa. De hecho, fue uno de los pocos —poquísimos— que se quedó con él en la derrota.
Una vez en la gubernatura, Barbosa Huerta le encomendó levantar el Sistema Estatal de Comunicaciónes (SET), hoy SICOM.
Las grillas, los celos y el veneno —porque no es otra cosa— de Verónica Vélez Macuil, ex directora de comunicación del gobierno del Estado, lo llevaron a exiliarse de Puebla. Terminó perseguido por su amigo.
Vinieron tiempos difíciles para él y su familia. Muy difíciles.
Sus “amigos” de los medios lo abandonaron. Los más ruines, hasta lo exhibieron en redes sociales para quedar bien con la maestra, pero la encantadora y caprichosa rueda de la fortuna colocó a todos en su lugar.
Sin ninguna campaña exitosa en su paso por la dirección de comunicación y sin los conocimientos en el área, Vélez Macuil llegó —nunca lo hizo realmente— a la dirección del SET.
Se aferró al presupuesto.
Casi se lo acaba en los meses que intentó jugar a ser conductora de televisión. El mismo Gómez lo dijo ayer: Puebla estuvo a punto de perder las concesiones que se habían logrado.
Toda la clase política —incluidos los Barbosistas— arropó a Pedro: diputados locales y federales, secretarios, periodistas, empresarios y el gobernador Sergio Salomón con su esposa, Gaby Bonilla, que estrenaron su avatar hecho con inteligencia artificial, con lo que quedó claro cómo viene el nuevo SICOM.
La vida da revanchas.