Antes de aventurarse a buscar la presidencia municipal de Puebla, Pepe Chedraui Budib tuvo acceso a un tracking electoral por un largo periodo de tiempo.
No quería saltar al vacío.
En las últimas mediciones, el empresario también solicitó careos con panistas, priistas y morenistas para saber su verdadero alcance.
Los números le daban para competir en cualquiera de los dos bandos.
El dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, tuvo acceso de primera mano a las encuestas que ponían a Pepe Chedraui por encima de sus candidatos y rivales, pero ya tenía un compromiso con Eduardo Rivera y Mario Riestra desde marzo del año pasado.
Dio largas —para variar— y ya no lo buscó.
También los priistas poblanos conocían los números, pero si no hay negocio o conveniencia nada camina en el tricolor.
Al final, el 33% de intención de voto en la encuesta oficial de Morena lo colocó como el candidato de la Cuatroté a la presidencia municipal de Puebla.
Se les borraron las sonrisas en la alianza Mejor Rumbo para Puebla.
Conocen los números y apoyos que trae Pepe dentro y fuera del Estado.
De entrada, la diferencia son muchos, muchísimos millones.
Y lo peor: Pepe Chedraui pudo jugar de su lado.
Lo despreciaron.
Una pequeña probadita del power que trae el morenista: