De toda su baraja de aspirantes, Lozano Pérez fue el peor perfil y quien olvidó que su principal función, antes que la carrera por la sucesión era hacerse responsable de la SEP estatal y del buen trato con el magisterio de Puebla, en donde tampoco hay mucho que destacar
Historias de un joven reportero
Eran tiempos oscuros en el marinismo, en donde todo se solucionaba con camionetas llenas de dinero en efectivo o con “preciosas” botellas de coñac.
Melitón Lozano había concluido ya su primer gobierno municipal en la gestión 2002-2005 del Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros y tenía pendiente aún la aprobación de sus cuentas públicas por parte de la Auditoría Superior del Estado –en ese entonces Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Puebla, conocido como Orfis– y por parte del Congreso del estado, dominado por el Revolucionario Institucional.
Al frente del Orfis estaba el exrector de la BUAP, José Doger Corte, quien había hecho una serie de cuantiosas y escándalos observaciones a la última cuenta pública de Lozano Pérez, quien no había entregado buenos resultados como edil de Izúcar y quien sobre recaían acusaciones bastante bien sustentadas de presuntas malversaciones de recursos públicos, peculado y otras irregularidades con responsabilidades administrativas.
Sin interlocución con Mario Marín ni con los diputados locales, Melitón, quien había llegado a la alcaldía de Matamoros bajo las siglas y colores del PRD, buscó ayuda a nivel nacional para que sus cuentas públicas fueran aprobadas y con ello evitar el inicio de procedimiento de responsabilidades administrativas, el veto para acceder a cualquier otro puesto de elección popular y las denuncias penales correspondientes.
El salvavidas llegó para el hoy secretario de Educación Pública de Puebla y sus estados financieros fueron avalados semanas más tarde por el Orfis y votadas a favor en el pleno del Congreso local.
El tiempo pasó y a Melitón Lozano se le olvidaron las deudas de honor e incluso buscó grillar a la persona que intercedió por él en procesos electorales recientes.
Hoy, la historia se repite.
Lozano Pérez, como se lo han recriminado de manera pública, es un malagradecido con las personas que lo han arropado, apadrinado y hasta ayudado en el pasado.
Lo sucedido este fin de semana en Ayoxuxtla durante la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador al estado retrata a la perfección la personalidad de Melitón Lozano y su ingratitud.
Aunque el aún titular de la SEP se lavó las manos de los cinco pseudo maestros sembrados en la gira presidencial por territorio poblano, las pruebas lo terminan por incriminar y hundir.
Cierto como lo es, Melitón Lozano también participó en la fallida emboscada orquestada por el impresentable Rodrigo Abdala, el mapache de Ignacio Mier doblado a delegado de Bienestar en Puebla, en la que un grupo de perdidos gritaron injurias sin sustento por la falta del supuesto pago de incentivos para los maestros del estado en contra del gobernador Miguel Barbosa cuando este estaba en el uso de la voz y con AMLO de testigo.
Detrás de los rijosos disfrazados de docentes estaban dos operadores de Lozano Pérez: su sobrino Víctor Manuel Ríos de los Santos y la maestra Fidelia, una de las principales operadoras del titular de la SEP en Izúcar de Matamoros.
Melitón, sin importar sus escuetas posturas en redes sociales para desmentir lo que es más que evidente, dejó todas las huellas de su intento fallido de emboscar a Barbosa Huerta frente a López Obrador.
Y es que, a Melitón Lozano le urge recomponer su muy afectada y negativa imagen que tiene no solo en el ámbito político, sino, social.
Qué daño le hizo al titular de la SEP que el gobernador Barbosa lo destapara como una de sus corcholatas para sucederlo en el 2024.
De toda su baraja de aspirantes, Lozano Pérez fue el peor perfil y quien olvidó que su principal función, antes que la carrera por la sucesión era hacerse responsable de la SEP estatal y del buen trato con el magisterio de Puebla, en donde tampoco hay mucho que destacar.
Melitón Lozano, sin ninguna autorización y hablando en nombre del mandatario estatal, comenzó a hacer negociaciones extraoficiales con los maestros y hasta comprometió al estado a hacer pagos que no estaban contemplados.
También, el aún titular de la SEP empezó a cometer una serie de errores que involucran, como hace 20 años, malas prácticas con el gasto público.
Los pecados de Melitón están a la vista de todos.
Traición, ingratitud y ambiciones desmedidas.
Off the record
Otra que tardó muy poco en quitarse la máscara y unirse a los malquerientes del gobernador Miguel Barbosa fue Karina Pérez Popoca.
Al igual que Melitón Lozano, quien le debe todo al barbosismo, la exalcaldesa de San Andrés Cholula, quien recibió un duro golpe de realidad en su fallida campaña reelecionista en el 2021, mostró que la falta de lealtad y gratitud son las banderas con las que camina.
Este fin de semana, Pérez Popoca se dejó ver muy contenta y sin ningún recato en el informe de la diputada federal plurinominal Julieta Vences, quien ha sido una férrea y agresiva crítica de Miguel Barbosa y es una de las alfiles de Ignacio Mier.
Aunque la esposa del truhan Carlos Evangelista no informó nada relevante en su quehacer legislativo, Karina Pérez se placeó en su desangelada reunión a sabiendas de que la legisladora es de las personas non gratas en Casa Aguayo.
Esta no es la primera vez que la exedil cholulteca se acerca demasiado a Nacho Mier y su estructura, pues en el pasado ya se había dejado ver muy cerca de la hija de este, Daniela Mier.
La temporada de buitres en Morena está a todo lo que da.