Las candidaturas independientes en los procesos electorales de nuestro país, a la fecha no han logrado convertirse en un mecanismo que garantice la auténtica participación de los ciudadanos en las elecciones, y para 2024. Desde ahora enfrentan serios obstáculos que desde la publicación de la convocatoria emitida por el Instituto Nacional Electoral, el pasado 20 de julio y que estableció como fecha límite el 6 de septiembre para el registro de quienes deseen participar como aspirante en el proceso, la cual tuvo muy poca difusión en los medios nacionales y redes sociales, trajo como consecuencia que los tiempos y requisitos rebasaran en los hechos a quienes pretendían contender bajo esta figura de nuestra democracia y que a estas alturas los deja prácticamente sin ninguna posibilidad de lograr su registro y cumplir con los porcentajes de apoyos necesarios para ser candidatos a los cargos de Presidente de la República, diputaciones federales y senadores.
No es de extrañar la actitud de los representantes de los partidos políticos que tienen actualmente registro a nivel nacional, que en ningún momento se pronunciaron en contra de dicha situación; sino por el contrario han guardado un silencio cómplice a sabiendas de que no les conviene existan las candidaturas independientes por la pérdida de votos que puede representarles y por el hecho de que en algunos casos, podrían incluso poner en riesgo su triunfo en las elecciones en distritos electorales, donde tienen voto duro.
Bajo las condiciones anteriores, todo apunta a que en las elecciones del próximo año, los mexicanos sólo tendremos dos opciones para votar: por Morena y sus aliados o por el Frente Amplio por México con su alianza de partidos, lo que significará una polarización en cuanto a dos visiones de país; la continuidad que representa la cuarta transformación impulsada por el Presidente López Obrador o el regreso a las políticas del neoliberalismo representado por el PRI, PAN y PRD que hasta este momento no han dejado clara su plataforma electoral, ni las propuestas que ofrecerán a los electores en la campaña por el voto.
Así, la única posibilidad que tiene los ciudadanos que, sin ser militantes de un partido político, aspiren a ser candidatos, es la de solicitar su adhesión y lograr ser postulados bajo la marca de algunos de dichos institutos políticos, si en determinado momento estos abren la posibilidad de aceptar candidaturas ciudadanas y que ha sido planteado para buscar caras nuevas y mayor rentabilidad electoral.
Una de las bondades de las candidaturas independientes, no es sólo que los ciudadanos participen en el proceso; sino que puedan impulsar propuestas propias, alejadas de las plataformas de los partidos políticos y que les permitan captar el voto de los ciudadanos sin partido o que no simpatizan con ninguna de las fuerzas contendientes.
Otro factor que afectaría la participación de los ciudadanos en las elecciones de 2024, ante la ausencia de las candidaturas independientes, sería el aumento en las cifras de abstencionismo, de quienes no están dispuestos a votar por ninguna de las dos fuerzas que en forma mayoritaria acapararán los votos a todos los cargos públicos.
Pero las circunstancias anteriores, parecen no preocupar ni al INE, al Gobierno de la República, ni a las fuerzas políticas, que se jugarán los cargos de tú a tú, para alcanzar los votos suficientes para obtener el triunfo.
Sería deseable, que en un acto de buena fe y de que realmente les interesa la participación mayoritaria de los ciudadanos, tanto Morena como el Frente Amplio por México, se abrieran a las candidaturas ciudadanas y con ello al menos los electores tendrían la posibilidad de elegir caras nuevas o representantes que logren alcanzar los cargos mediante los partidos políticos, pero con una agenda y propuestas que defiendan y representen los intereses de quienes le dieron su voto.
Por ahora, sólo nos queda esperar, a conocer los mecanismos que los partidos impulsen para incentivar la participación de candidatos externos y los postulen, y que dejen atrás las viejas prácticas de proponer siempre a los mismos cuadros, que no han dado resultados positivos en su desempeño.
El escenario anterior para Morena y sus aliados es ideal, ya que como el partido a vencer le será más fácil ganar las elecciones, ante la ausencia de más opciones electorales.