Octavio Ocaña no se suicidó el 29 de octubre de 2021 en el Estado de México. Fue asesinado por uno de los dos agentes municipales, Leopoldo N. y Gerardo N., que lo detuvieron, en un caso más de brutalidad policial de las fuerzas de seguridad mexicanas. Son las principales conclusiones que se extraen de un peritaje independiente sobre la muerte del actor encargado por sus parientes, cuya autenticidad ha sido confirmada a este diario por el abogado de la familia, Francisco Javier Hernández Salcedo, letrado de la Fundación Lex Pro Humanitas.
El peritaje es claro en sus conclusiones: el lugar de los hechos fue manipulado por los agentes y Ocaña no accionó ningún arma esa noche, en contra de la tesis defendida por la Fiscalía estatal, que ha sostenido desde entonces que el actor se disparó en la cabeza. El informe señala que el intérprete fue asesinado de un tiro realizado a más de un metro de distancia, mientras se encontraba tirado boca abajo sobre el asfalto del municipio de Atizapán de Zaragoza.
El peritaje, con fecha del 12 de agosto de 2022, firmado por el forense Mauricio Reséndiz Zamudio y primero adelantado por Milenio, echa por tierra la hipótesis que la Fiscalía ha defendido hasta ahora. El Ministerio Público ha sostenido, en una declaración que no se corroboraba con las pruebas presentadas, que Ocaña se suicidó con una pistola Walther del calibre .380, aunque la bala nunca apareció y en el cuerpo del actor no encontraron los rastros de la pólvora que deja tras de sí un arma al ser disparada; huellas que sí presentaba uno de los agentes que detuvieron al intérprete.
“La lesión que produce un proyectil disparado por arma de fuego en la cabeza a corta distancia es una lesión que se caracteriza por dejar a su paso el tatuaje, quemadura y ahumamiento sobre la superficie de la piel (…). La ausencia de dichos indicios característicos y particulares en un hecho como lo es el suicidio, puede determinar que el hoy occiso Octavio Augusto Pérez Ocaña no se disparó privándose de la vida con el arma de fuego de color negro con cachas de plástico de color negro de la marca Walther, calibre .380 auto”, defiende el peritaje. El documento especifica que el actor “tampoco realizó ninguna detonación con el arma de fuego anteriormente descrita o con alguna otra arma”.
Sin embargo, el cadáver de Ocaña fue encontrado con un agujero de bala de 9 x 8 milímetros en el parietal derecho con un orificio de salida “irregular” de 18 x 10 milímetros en el parietal izquierdo. El disparo, revela el peritaje, “no fue realizado a corta distancia” y tampoco fue obra de un proyectil del calibre .380, sino del calibre “5.56 x 45 mm. (.223″)”, el tipo de munición del fusil Beretta de servicio que portaba el policía Leopoldo N.
El primer dictamen, firmado por el perito Juan Carlos Piña Pascual con fecha del 30 de octubre de 2021, defendió que tras ser perseguido por la policía, Ocaña perdió el control del vehículo, “muy probablemente empuñando con su mano derecha el arma de fuego y a consecuencia de la dinámica del evento acciona el disparador del arma”. En respuesta, el informe independiente señala que “la mecánica de hechos aportada por el perito de nombre Juan Carlos Piña Pascual no tiene sustento científico ni objetivo de acuerdo con los elementos anteriormente analizados”. Es decir, que el relato de la Fiscalía no se sostiene.
Un representante del Ministerio Público ha declarado: “Es un proceso en curso, la Fiscalía no se pronunciará al respecto”.
El nuevo informe establece otra sucesión de los hechos: el vehículo conducido por los agentes de seguridad impactó “en la zona posterior” del automóvil de Ocaña, provocando que el actor perdiera el control y su coche chocara contra un “montículo de tierra” en la carretera Lechería-Chamapa. Ocaña y el copiloto fueron “sometidos y obligados a descender”. El actor se tumbó boca abajo, con la cabeza ladeada hacia la derecha sobre el asfalto. Entonces, “una persona que se encontraba bipedestada a su izquierda a una distancia mayor a un metro realiza un disparo hacia la región craneal” del intérprete.
Los policías, siempre de acuerdo con el peritaje, volvieron a colocar el cuerpo “aún con vida” de Ocaña en el asiento del conductor. En los videos presentados como pruebas se observa al actor moviendo su mano hacia la oreja derecha, cerca del lugar atravesado por la bala. La agonía del intérprete de Vecinos, una popular serie de Televisa, se extendió rápidamente por los teléfonos móviles de medio México. Las imágenes mostraban un contraste macabro, en el que Ocaña se desangraba mientras los agentes entraban y salían del vehículo sin mover un dedo para socorrerlo. En su lugar, hablaban entre ellos y sacaban fotos al moribundo.
La cantidad de material gráfico del momento de la muerte de Ocaña hizo muy difícil que la población creyera la versión de la Fiscalía. La sangre fría que mostraron las fuerzas de seguridad mientras un hombre moría lentamente a su lado chocaba con el relato del suicidio durante una persecución en coche a toda velocidad. Al menos tres balas de los agentes municipales de Cuautitlán Izcalli impactaron en la parte trasera de la camioneta, y una pulsera de oro que el actor llevaba en el momento de los hechos desapareció. En uno de los videos, se ve a un policía con ella.
Leopoldo fue arrestado. Gerardo continúa prófugo y sobre él pesa una orden de detención internacional de la Interpol. Ahora, mientras la familia Ocaña continúa exigiendo justicia y la verdad sobre los cabos que quedan sueltos, las nuevas revelaciones estrechan el cerco sobre los dos policías y la responsabilidad del Ministerio Público.
Con información de elpais.com