Las sequías no son un problema exclusivo del norte de México. Durante 2023 se extendieron a zonas del centro y sur del país a tal grado que la proporción del país con algún grado de sequía aumentó 1.28% en solo 16 días.
De acuerdo con el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las zonas secas representaron 47.1% del territorio al 15 de diciembre del año pasado y alcanzaron el 54.8% el 31 del mismo mes.
Para 2024 el pronóstico no es alentador. Este año inició con una quinta parte del país con algún grado de sequía. Solo 24% del territorio no registra afectaciones.
La disminución de las lluvias y un año inusualmente caluroso son algunos factores para que México sea, cada vez más, un país seco. Pero no son las únicas.
También contribuyen la falta de una estrategia gubernamental para mitigar los efectos del cambio climático y los recortes presupuestales al principal organismo encargado de la seguridad hídrica del país.
Más calor y sequía
Por las elevadas temperaturas y la falta de lluvias, el 2023 rompió récords. Se convirtió en el año más cálido del que se tenga registro en México y en el más seco desde 1941, según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
En contraste, la acumulación de agua de lluvia fue 21.1% más baja que el promedio registrado entre 1991 y 2020.
Esto provocó que el área afectada por sequía excepcional aumentara de 0.8 a 3%, la más grande de los últimos 10 años. Este tipo de sequía es el más severo y se caracteriza por “escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos” y por una “probable situación de emergencia debido a la ausencia de agua”, describe el Monitor de Sequía de América del Norte.
En total, 74 municipios del país tienen sequía extrema. Veintiún de ellos están en San Luís Potosí, 16 son de Sonora, 12 de la Ciudad de México, 11 de Hidalgo, 10 de Durango y cuatro de Querétaro.
El trabajo de Conagua
Las acciones de la Conagua para atender esta problemática se basan en implementar operativos de emergencia en los municipios con sequía. En estos se bombea agua a los acueductos y se abastece a la población a través de pipas. Tres operativos se mantienen vigentes en San Luís Potosí y Sonora.
El organismo construye, además, obras de abastecimiento de agua potable a centros urbanos. Se trata del Acueducto Yaqui, para la población del mismo nombre asentada en Sonora. También levantó la presa Santa María, en Sinaloa, estado donde además construye el Acueducto Concordia.
La dependencia rehabilita el Acueducto López Mateos-Xpujil en Campeche y el Parque Ecológico Lago de Texcoco, en el Estado de México, proyecto con el que busca regular los cuerpos de agua de la zona.
Mientras que en Jalisco rehabilita la presa El Zapotillo, y en Monterrey, municipio afectado severamente por las sequías de 2022 y 2023, construyó en tiempo récord el Acueducto El Cuchillo II, que actualmente opera por debajo de su capacidad.
En Nuevo León, también se construye la presa La Libertad; en la Comarca Lagunera se reemplazará el acuífero principal, y en Tabasco se construyó la Planta Potabilizadora Benito Juárez para suministrar 500 litros por segundo a más de 99 mil habitantes.
En estos proyectos se invierten 96,000 millones de pesos, afirma Germán Martínez Santoyo, director general de la Conagua.
Urgen acción gubernamental
Sin embargo, especialistas en la materia explican que estas acciones ya no son suficientes. La situación es tan crítica que José Luis Luege, ex titular de la Conagua, considera que la Secretaría de Gobernación y el SMN deben declarar emergencia y apoyar con recursos a los municipios afectados.
Al 13 de enero de 2024, 210 presas tenían un almacenamiento total de 66,508 millones de metros cúbicos de agua, 26% por debajo del promedio registrado en la misma fecha de otros años.
Además, 22 de las principales presas tenían un almacenamiento menor al 10% de su capacidad. Incluso, el Sistema Cutzamala, que lleva agua al Valle de México, anunció una reducción en su abastecimiento de 14.7 a 8 metros cúbicos por segundo.
Menos presupuesto
Aunque los niveles de sequía se agravan y se extienden en México, la Conagua, dependencia encargada de garantizar la seguridad hídrica del país, tendrá en términos reales una reducción presupuestal de 13% este año.
Pasará de 71,772 millones de pesos aprobados en 2023 a 62,674 autorizados para 2024, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación de este año.
Ante los problemas hídricos, algunas comunidades de la Sierra Norte y de Valles Centrales de Oaxaca han logrado gestionar su propia agua, con resultados más eficaces que los de Conagua, expone Antonio Márquez, investigador del Departamento de Hidrobiología de la UAM Iztapalapa.
“Conagua era la que administraba y, de alguna manera, la comunidad no podía aprovechar toda esa agua que tiene o administrarla. Entonces, un gran logro ha sido que, a través de los estudios de UAM, se logra que administren su agua”, explica.
A decir del experto, urge implementar nuevos modelos de gestión de recursos hídricos, pues las sequías ya afectan el desarrollo del país.
Mientras eso no ocurre, la población de diversos municipios batalla por acceder al agua: pagan por pipas, almacenan botes y cubetas con el líquido y hasta protestan para exigir a las autoridades una solución.
A nivel nacional, 74% de la población ha experimentado interrupciones en su fuente principal de agua y 48% dijo que en algún momento le ha faltado agua potable en su hogar, de acuerdo con la encuesta Inseguridad de agua en el hogar, realizada por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana.
El sondeo encontró también que 20% de los entrevistados se fue a dormir con sed debido a la falta de agua.
La problemática de la escasez de agua en México se profundiza con el cambio climático, un fenómeno desatendido en el actual gobierno, y sus efectos serán más intensos.
Con información de expansion.mx