El dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, exhibió los desacuerdos que tuvo con la dirigencia estatal del PAN, encabezada por Augusta Díaz de Rivera, a quien atribuyó la derrota electoral.
De esa manera, destacó que tenía una mala relación con la dirigente saliente del PAN, lo cual tuvo que callar para que no se viera que desde dentro se dinamitaba el proceso electoral.
“Esta dirigencia que se va se quiso comer todo el pastel y terminó empachado, con la perdida de muchas presidencias municipales”, comentó.
Señaló que no hubo trabajo en equipo y que “querían todo”, lo que generó “pleitos” constantes y desanimó a los electores.
Néstor Camarillo confío que ahora se abra más el diálogo con Mario Riestra y Genoveva Huerta, quiénes resultaron electos en el Comité Directivo Estatal del PAN.
Por ello, no descartó que puedan ser aliados en las próximas elecciones extraordinarias en municipios y afirmó que debe permitirse la crítica. Esto, luego de señalar que un miembro del PAN intentó censurar sus comentarios.