Una de las mayores preocupaciones como padres y madres de familia es el uso que sus hijos les dan a las redes sociales, pues aunque la mayoría de las plataformas tienen restricciones de edad, no es nada nuevo que los más pequeños tengan sus propios perfiles y ante ello estén expuestos a una larga lista de riesgos. Por otro lado, también se pueden hacer presentes situaciones complejas y que terminan afectando a los menores de edad, especialmente a las niñas y adolescentes hasta vulnerar su seguridad, un ejemplo de esto es cuando deciden compartir fotos íntimas y terminan filtradas en la red.
Aunque esta práctica puede quedar como un secreto entre las dos partes involucradas, es decir, quien las envía y las recibe, existe un riesgo latente de que estas fotos íntimas y con contenido delicado termine filtrándose como una forma de venganza. El hecho por sí mismo es complicado para quien termina viendo su cuerpo en Internet, pero es aún más complejo enfrentarse a los sentimientos de vergüenza, humillación y tristeza, además de sobrellevar la revictimización por parte de sus conocidos. En casos cómo estos los tutores deben de mantener la calma y apoyar a la víctima, dijo Daphne Lomelí Sotelo, psicoterapeuta en Psicología Feminista México.
Como madre o padre, ¿qué puedo hacer si mi hija envía contenido sexual?
Las prácticas más comunes con las que los padres de familia se aseguran que sus hijos realicen un correcto uso de las redes sociales es el revisar sus dispositivos electrónicos y es precisamente aquí cuando se pueden descubrir aspectos preocupantes como el de las fotos íntimas. ¿Pero qué se puede hacer en caso de encontrarlas?, lo primero es ver si el contenido está expuesto en la red en general, guardar la calma, tomar las acciones necesarias y ayudar a la víctima a manejar la situación y es que en casos como estos se “está vulnerando su intimidad y su seguridad”, agregó Daphne Lomelí.
“Es súper importante, no regañarla, no castigarla porque eso vuelve peor todo y podemos caer en procesos de revictimización”, recomienda experta. Además, señala que de hacer esto, “ella no va a tener a dónde ir porque se supone que su lugar seguro es su núcleo familiar. Esa es la sensación de sentirte vulnerable, a dónde va a ir (la víctima) si en su familia no tiene esa seguridad”.
Si bien es cierto que como padres puede costar trabajo contener la molestia, la psicóloga feminista agrega que no hay que cuestionar las decisiones, en este caso de la hija sea o no menor de edad; en cambio, se puede hacer un cuestionamiento sin juicios morales, pero sí tratando de entender cuáles fueron las razones de fotografiarse de esta forma y el enviarlas. Por otro lado, destaca la importancia de ayudarla a no sentirse culpable en especial si tiene menos de 18 años y si el contenido se filtró, ya que “una menor de edad no tiene la capacidad de entender cuáles son las consecuencias de sus acciones a largo plazo con tanto detalle como lo tiene una adulta”.
Lo ideal es que su núcleo familiar forme una red de apoyo para trabajar la situación y no revictimizar a la menor ante el caso de violencia digital de la que fue víctima y para ello se pueden tomar medidas como:
- Los adultos a su alrededor deben cuidar su seguridad.
- No obligar a la menor a hablar del tema si así lo quiere ella.
- Actuar de manera inmediata reportando las fotos filtradas en cada plataforma para asegurar que se retiren de la red.
- En caso de ser necesario acudir a la escuela o a las instancias correspondientes para que se sancione a los responsables.
- Estar muy cerca de la menor para cubrir sus necesidades.
- Intentar que la víctima continúe con sus actividades normales y no basar su vida en el hecho que la vulneró.
- Buscar ayuda de las autoridades y psicológica.
Hay que tener “conversaciones incómodas”
Pero más allá de entender las razones por las que una menor decidió compartir material como este, las madres o padres también deben de entender que es un proceso con el que su hija está explorando su sexualidad y sobre ello recae la importancia de tener esa “conversación incómoda” y resaltar tanto lo bueno como los riesgos que esto implica. “Compartir fotos de sí misma no es algo que esté mal, incluso fotos íntimas, aquí la cosa es si eres menor de edad no tienes cómo decidir realmente qué implicaciones tiene eso y otra es que el descubrimiento de la sexualidad de las mujeres está totalmente permeada por la cultura patriarcal“, precisó la experta.
De acuerdo con Lomelí Sotelo, es precisamente la cultura patriarcal la que impide que las mujeres no tengan una “forma segura” de explorar su sexualidad y que, por lo tanto, se caiga en la idea de que para explorarla una buen forma y libre de hacerlo son las fotos sexualizadas o teniendo relaciones sexuales desde temprana edad , cuando la realidad es otra se ven desde la cosificación y en muchos casos desde la humillación o simplemente por el valor sexual que como mujeres se tiene para los varones.
Una buena forma de darle este contexto a los adolescentes es marcándoles una diferencia entre lo que es explorar la sexualidad y la cosificación que hay detrás, pues esto último “no nos da para hacerlo de manera segura”. En cambio, al marcar las diferencias, los menores pueden volverse capaces de sentir placer, reconocer su cuerpo o elegir a sus parejas sexuales y no sólo quedarse con la imagen patriarcal que se ve en redes, televisión o en las series.
“Si yo sé que la manera en la que yo me puedo sentir aceptada y conectada con la otra persona es por medio de mi sexualidad, lo voy a hacer. Es muy importante ir cambiando esos mensajes porque la aceptación y conexión que estamos recibiendo no es porque soy Daphne, es por lo que yo puedo dar con mi cuerpo. Es hacerles entender a las adolescentes que una cosa es explorar la sexualidad y otra es tener este amor, cariño y cuidado siendo honestos por ser tú misma, que no se va a obtener por cómo es tu cuerpo o lo que puedes ofrecer con tu cuerpo”, señaló.
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