Para Alejandro Armenta hay una misión clara que los últimos mandatarios intentaron, pero no lograron cumplir: ser el mejor gobernador en la historia de Puebla.
Ya empezó con todo. Parece que ser el poblano más votado fue sólo el inicio.
En su toma de protesta, logró reunir a más de 8 mil personas que abarrotaron el Centro Expositor de Los Fuertes. Ahí estaban gobernadores, empresarios, campesinos, senadores y hasta el hijo de AMLO, Andrés Manuel López Beltrán.
Un día después, inauguró una mega feria navideña gratuita hasta con pista de hielo, obra comunitaria por 1,000 millones para el rescate de barrios y entregó 50 patrullas.
El mensaje para sus cercanos fue también muy claro: nadie puede a mi nombre acreditarse como amigo o familiar para conseguir audiencias ni lugar en la administración.
El momento más emotivo del sábado, sin duda, fue cuando hizo compromisos con su padre, esposa e hijos durante su discurso mirándolos a los ojos: “les doy mi palabra”.
Porque el nuevo gobernador es un hombre de familia. Siempre tiene cerca a los que ama, garantía de compromiso y entrega.
Nadie como quienes te conocen para corregirte y decirte las cosas sin filtros. Los que te dan el equilibrio y la fuerza para mantenerte por el camino correcto sin vacilaciones.
Su equipo —donde destaca el 02— tiene talento y ganas, una combinación que le conviene a Puebla.
Comienza una nueva era, la de Doble A.
Que sea para bien.
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