Hoy para comprar una hamburguesa sencilla en México se requieren aproximadamente 40 pesos, si a ese precio se le aplicara un aumento de 886% la cifra se elevaría a 394 pesos. ¿Es mucho? Todos diríamos que sí. Justo ese es el incremento que deberán pagar los ahorradores como retención del Impuesto Sobre la Renta en 2024, pues la tasa pasará de 0.15% a 1.48%, de acuerdo con el Paquete Económico del Ejecutivo federal enviado al Congreso.
La iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación para el próximo año propone “actualizar” la tasa de retención provisional “aplicable a los intereses pagados por el sistema financiero” a 1.48%, lo que implica una subida de 886% con respecto al 0.15% que se aplica en este 2023.
Esto quiere decir que, contrario a lo que afirman la Secretaría de Hacienda y el presidente Andrés Manuel López Obrador, en 2024 sí se aumentarán los impuestos, empezando por lo que -obligatoriamente- se les retendrá a los ahorradores que obtienen intereses en el sistema financiero mexicano.
Al tratarse de porcentajes inferiores a 1.50% podría pensarse que la subida no es tan significativa, pero lo es, pues basta con aplicar el incremento al precio actual de cualquier producto para dimensionar el verdadero impacto que tendrá la nueva tasa de retención en las grandes inversiones que recibe el país.
Si hoy un kilo de tortillas se compra en 20 pesos, al “actualizarlo” con lo que plantea el Poder Ejecutivo federal el precio se eleva a 197 pesos. Y si tomamos como referencia lo que cuesta adquirir un litro de leche (24.00), con un aumento de 886% pagaríamos 236 pesos.
Presidencia dice en el proyecto de Ley de Ingresos 2024 que esta subida se justifica porque las tasas de interés reales que reciben los ahorradores “se han recuperado notablemente debido a que la inflación ha descendido de manera significativa desde febrero de 2023, mientras que las tasas nominales permanecen en niveles altos”, a partir de las decisiones de política monetaria del Banco de México.
A esto se añade que “la inflación continuará desacelerándose en el cierre de este año y durante 2024, favoreciendo la estabilidad de los rendimientos reales”. Por eso se propone que la tasa de retención provisional a los intereses que pagan los bancos sea de 1.48%.
Ergo, si hoy un pagaré a plazo ofrece un 10% de rendimiento anual, si se invierten 100,000 pesos en este instrumento, al finalizar el año se tendrían 10,000 pesos más, a los que deben descontarse 15 pesos por la actual retención provisional de 0.15% de Impuesto Sobre la Renta (ISR). En cambio, con la misma inversión, en 2024 las instituciones financieras deberán retener 148 pesos.
Otro ejemplo: Si se invierten 100,000 pesos en Cetes, instrumentos que se han popularizado en la medida que las tasas de interés han aumentado, pagaría 150 pesos de ISR, pero si se aprueba el nuevo aumento, en 2024 tendría que pagar 1,480 pesos el siguiente año por la misma cantidad.
Al 15 de septiembre de 2023, CetesDirecto administra más de 589,000 contratos por un monto total de 107,554 millones de pesos (mdp) Si en 2024 se les aplicara el aumento de ISR a esta cantidad, Hacienda podría retener hasta 1,591 millones de pesos.
Esto le sirve al gobierno federal para financiar su gasto, ya que se trata de una retención provisional del total del ISR que debe pagarse anualmente. No obstante, la medida inhibe el crecimiento del ahorro y las inversiones, independientemente de que estas sean millonarias o se trate solo de decenas de miles de pesos.
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