En julio pasado, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito dijo que las autoridades del penal de máxima seguridad El Altiplano, donde estaba recluido Marín Torres, serían las que determinarían el traslado del exgobernador a un hospital privado.
El objetivo del traslado era para recibir atención especializada, tomando en cuenta que la familia está dispuesta a pagar el tratamiento.
En ese entonces, el magistrado Humberto Venancio Pineda, ponente del caso, dijo a sus homólogos Ricardo Paredes Calderón y Raúl Valerio Ramírez que Mario Marín señaló que requiere apoyo médico urgente, ya que tenía dolores intensos, a los cuales se refirió como una especie de “tormento”.
De manera concreta no se precisa cuál es la enfermedad que padece el exgobernador, acusado por el delito de tortura en contra de la periodista Lydia Cacho Ribeiro.
Solo se conoce que padece fuertes dolores en la espalda y que requiere de estudios de resonancia magnética.
Por lo mientras, se sabe que tras el cambio de medida cautelar que aprobó la jueza de Quintana Roo, Marín Torres ya pasó la noche en su domicilio ubicado en Xilotzingo número 73 del fraccionamiento San Ángel, en la ciudad de Puebla.
Después de estar encarcelado durante más de tres años, tiempo que estuvo tras las rejas en Acapulco, luego en Cancún y recientemente en el penal del Estado de México, ya pudo llegar a su casa en Puebla, donde permanecerá recluido y monitoreado con la ayuda de un brazalete electrónico.