Desde que se supo que la tierra no es plana, se sabe que la vida es circular.
Es un ir y venir constante.
Viento en contra y a favor.
Verónica Vélez se subió a la ola de la resistencia que repitió “fraude” ante una derrota que validó el tribunal federal.
Vino la caída del helicóptero, la muerte de la gobernadora, el interinato y la nueva elección.
Con el apoyo del gobernador interino y los recursos del gobierno del estado, tuvieron su revancha y ganaron en las zonas más pobres como se gana ahí: comprando votos.
La maestra encabezó la comunicación del gobierno más gris de la historia en el estado.
¿Alguien recuerda alguna obra?
¿Algún logro digno de recordar?
Su virtud fue comunicar al oído de su jefe.
Inventar, intrigar, entregar, condenar, defenestar y enemistar a cuanto personaje caía de la gracia de “Vero”.
Hacerle creer lo que a ella convenía y envenenarlo contra quien la maestra tenía prejuicios o cuentas pendientes.
Periodistas, empresarios o políticos por igual.
Fraguó su poder en la cercanía con el gobernador y las limitaciones de éste.
Dictaba columnas y notas que después le leía al 01.
Todos los que alguna vez la obedecieron por conveniencia o temor, hoy callan.
Sus testaferros la halagaron en corto y hoy despepitan sin ton ni son.
Aquí no haremos leña del árbol caído.
Su carrera murió junto con su jefe.
Hoy anuncia su retiro un zombie que hizo de La Marranera el epicentro de las marranadas y un estilo de ejercer el poder.
Descanse en paz.
Sirva de muestra para quienes se juran invencibles porque ostentan un cargo.
Cada día que disfrutan las mieles de un puesto público y prestado, es uno más que se acercan al día de su juicio.
No lo ven y hacen como que no lo saben.
Pero la guillotina pende sobre sus cuellos.
Tarde o temprano va a caer.
Tic, tac.
Aquí daremos cuenta.