Quienes pretenden establecer algún vínculo entre García Luna y Vargas Fosado, no solo faltan a la verdad, sino que le faltan al periodismo y a la memoria.
Cualquiera que utilizara Google, podría darse cuenta que la carrera de ambos personajes tuvo un punto de inicio: el CISEN.
Fueron pares en rango, pero siempre tuvieron perfiles y tareas distintas. Sus caminos, desde entonces, son líneas paralelas.
De hecho, en la extinta Policía Federal, sus diferencias se hicieron más evidentes.
Si bien jamás llegó a ser enfrentamiento, porque ambos fueron institucionales, la realidad es que sus caminos no se entrelazaron.
Quien diga lo contrario, lo hace contra la realidad y la lógica; evidencia, en todo caso, un interés que no es periodístico y apesta a metálico.
Se acabaron las persecuciones, pero la difamación y la injuria no alcanzaron tregua.
¿A quién le interesa descarrilar a un colaborador de dos presidentes de la República y dos gobernadores de Puebla?
En tiempos de improvisación, vienen bien experiencia y resultados.
Ya dejen de mentir por convivir.