Las encuestas son parte de nuestra democracia. Gracias a éstas, el proceso electoral no es de sólo un momento.
Las empresas demoscópicas son puestas a prueba el día de las elecciones. En otras palabras: califican su trabajo.
En Puebla, desde la batalla entre Rafael Moreno Valle y Javier López Zavala, han cobrado menos relevancia. No es un secreto que la mayoría colocaba al priista como ganador y por madriza.
Los obligaban, dicen.
Aunque casi todos los políticos se obsesionan por las digitales en redes sociales, la creación de bots anula ese canal tan importante.
No hay que tomarlas tan en serio.
En tiempos de campañas, los que no son favorecidos con los números las ven como un instrumento para influir en los ciudadanos; si es lo contrario, buscan difundirlas por todos los canales.
Es la naturaleza del político mexicano.
La última medición de Massive Caller, una de las casas encuestadoras más prestigiadas del país, indica lo que todos sabemos: Alejandro Armenta Mier y Eduardo Rivera son los aspirantes a la gubernatura más conocidos.
Les siguen —aunque parezca broma— Javier Lozano, Ana Teresa Aranda, Blanca Alcalá, Claudia Rivera, Nacho Mier, Melitón Lozano y Olivia Salomón.
Morena, como en todas las mediciones, lidera las preferencias por más de 10 puntos.
Aquí viene la clave para las y los que piensan que el senador tendría que ser el abanderado sí o sí de Morena.
El estudio demoscópico del partido del presidente no se centrará en quién es el más conocido por los poblanos.
Los negativos, la intención de voto y otros factores, como la cercanía con AMLO y los acuerdos pactados, decidirán al abanderado.
La cosa comienza a cambiar con los morenistas cuando le preguntan a la gente sobre la aprobación de los políticos.
El diputado Ignacio Mier se recupera y se posiciona en el tercer lugar, es decir, tiene mejores números en la opinión de la ciudadanía.
Los acuerdos ya los trae.
Por eso, ya no es un secreto que Alejandro Armenta ya tiene Plan B, sin dejar Morena.