Cada encuesta que aparece confirma que Alejandro Armenta va muy arriba de Eduardo Rivera en intención de voto.
La ventaja es de dos dígitos, aunque los panistas publiquen —en nado sincronizado— mediciones patito con un empate técnico.
Lalo Rivera fracasó de manera estrepitosa en materia de seguridad en la capital, lugar donde la oposición tiene puesta su esperanza.
Las y los poblanos no nos sentimos seguros.
No se puede “corregir el rumbo” del Estado con los números que dejó el panista en la ciudad: 8 de cada 10 personas temen salir a la calle.
Además, hay un gran porcentaje de ciudadanos que no conocen al ex alcalde.
Para ganar la gubernatura se necesita más que una historia que justifique el cambio.
Armenta ya luce invencible.
La auténtica batalla que tendrá Morena será en las alcaldías y las diputaciones.
El candidato de la Cuatroté necesita a las y los mejores en cada municipio, en cada distrito, para lograr su objetivo: 2 millones de votos para la Dra. Sheinbaum.
La cúpula morenista no se puede tocar el corazón a la hora de elegir a sus representantes.
No se pueden permitir privilegiar a los cercanos antes de los talentosos, como el candidato de la oposición.
Ahí comienza el fracaso en las administraciones de Eduardo Rivera Pérez.
Nada más chequen a los perfiles que van por el PAN, PRI y PRD: son los de siempre.