Ni progreso ni modernización: el saqueo del siglo.
Mucha deuda que será heredada por al menos dos generaciones más de poblanos.
Los megaproyectos morenovallistas se hicieron a través de Asociaciones Público-Privadas (APP) y Proyectos de Prestación de Servicios (PPS) porque en 2018 estas figuras no se contabilizaban como deuda pública.
Tuvo que llegar Alejandro Armenta a poner orden con la reestructura de la deuda que hasta el año pasado ascendía a más de 4 mil millones.
Por ejemplo: del Museo Internacional Barroco, el gran monumento a la corrupción, se debían 10 mil millones y con la negociación de Doble A se pagarán 2 mil, que se cubrirán con un crédito bancario.
Ya existe una primera lista de los responsables de operar la instalación de obras inservibles como el Teleférico y el Tren Turístico Puebla-Cholula.
Los proyectos fueron mal planeados.
Hechos al madrazo.
Hay nombres de las y los que participaron muy de cerca en la ejecución de los megaproyectos fallidos: Roberto Moya, Roberto Rivero Trewartha, Cabalán Macari, Marina Castro, Felipe Sandoval y Ángel Trawitz, entre otros.
No hay persecución, pero tampoco habrá omisión.
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