Antes de decidir quemar las naves y buscar, primero, la candidatura por Acción Nacional al gobierno del Estado, Eduardo Rivera Pérez se midió.
Conoció de primera mano sus números.
No los que intentan vender sus paleros y empleados en redes sociales, sino los reales.
Para tener el tracking y por sugerencia de su ex director de comunicación social, decidió contratar a Roy Campos, considerado el “rock star” de los consultores por sus números en redes sociales.
Un estudio de Consulta Mitofsky, según fuentes consultadas, fácilmente rebasa el millón de pesos.
Lalo Rivera y su equipo se sentaron con Roy antes de saber quién era el candidato de Morena.
El encuestador se los advirtió: el panista se encontraba por debajo de Nacho Mier y Alejandro Armenta. La ecuación, según ellos, les daba para competirle al ex diputado federal, pero no al ex senador.
Así, saltó al vacío.
Sólo hay que ver las caras del candidato, su hijo y Ferando Cortés en una de las reuniones con Roy Campos.
A un mes de la elección más importante de su vida, Eduardo Rivera está muy lejos de Alejandro Armenta en todas las encuestas serias.
No hay una que lo ponga cerca.
Y lo peor es que él lo sabía.