La suspensión de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador mantiene en tensión a los líderes de América Latina, a raíz de la irrupción de la orden ecuatoriana en la embajada mexicana en Quito.
El ingreso por la fuerza de la policía de ese país tuvo como objetivo la detención de Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador, quien solicitó asilo político en la sede diplomática mexicana, tras ser acusado de corrupción.
¿Por qué creció la tensión entre México y Ecuador?
En su conferencia matutina del 3 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador habló sobre Ecuador.
Señaló que la candidata Luisa González, protegida del ex presidente Rafael Correa, fue vinculada injustamente con el asesinato de Fernando Villavicencio, y culpó a los medios de comunicación, a quienes señaló de corruptos.
“Iba la candidata de la fuerza progresista (Luisa González) como 10 puntos arriba (…) Un candidato (Fernando Villavicencio) que habla mal de la candidata que va arriba de repente es asesinado y la candidata que iba arriba se cae y el candidato que iba en segundo sube, pero la candidata que queda después de este asesinato como sospechosa sigue haciendo campaña en circunstancias difíciles.
“Lo más lamentable es que continúa la violencia. Utilizaron el momento”, dijo el Presidente sobre las elecciones en las que resultó ganador Daniel Noboa.
¿Qué podría pasar con los mexicanos en Ecuador?
Ernesto Campos Tenorio, ex embajador de México en Ecuador de 2010 a 2012, estimó que las primeras consecuencias para los mexicanos que se encuentren en ese país estarán relacionadas con los trámites y servicios consulares.
En caso de que deban cambiar su pasaporte, “tendrán que acudir a a la embajada de México en algún país vecino para hacerlo”, dijo en entrevista.
Lo mismo podría pasar si quieren renovar su credencial del Instituto Nacional Electoral (INE), así como con todos los servicios consulares. Además, “el país que se encargue, podrá ayudar en algún momento en la protección en caso de ser necesario”.
La ruptura de las relaciones, señaló, implica que todos los contactos entre ambos países ya no existan y ello afecte en las relaciones previamente establecidas.
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