La polémica que ya está viviendo nuestro país y en un gran número de ciudadanos, con relación a la aprobación de la iniciativa de reforma electoral promovida por el presidente López Obrador, ha despertado el interés de diversos grupos y organizaciones de la sociedad, ya sea a favor o en contra y todas estas discusiones devienen sin duda alguna, en una polarización, en la cual, quienes están a favor de la reforma se presume en su mayoría son seguidores del Presidente y quienes están en contra o la cuestionan son calificados como “conservadores” “fifís”, “enemigos de la 4T” y hasta “traidores a la patria” como ha sucedido con los debates y discusiones de reformas anteriores como la energética o la última respecto a la militarización de la Guardia Nacional y la extensión de la actuación del Ejército en tareas de seguridad pública hasta 2028, que finalmente fue aprobada por el Congreso de la Unión y por la mayoría de las Legislaturas locales para ya ser publicada en el Diario Oficial de la Federación para entrar en vigencia.
Es muy interesante conocer las opiniones de todos los grupos y organizaciones de la sociedad civil sobre las bondades y defectos de la iniciativa de reforma presentada por AMLO, desde los partidos políticos, las asociaciones, universidades, académicos, investigadores y de los propios funcionarios electorales tanto del INE como los organismos electorales de los estados, que ven en grave riesgo su permanencia en los cargos, ante una reforma que lo primero que busca es la desaparición de dichos organismos, a los que califica como parciales y estar al servicio de la clase política del período neoliberal, sin importar que dichos órganos intervinieron en el reconocimiento del triunfo del Presidente en 2018 y en los procesos electorales de 2021, en los que Morena y sus aliados han obtenido victorias muy importantes no sólo en los Congresos locales y Presidencias Municipales, sino también en varias gubernaturas de las que hoy son mayoría a nivel nacional, por sobre el PRI, PAN Y MC.
Algo debe preocupar al Presidente respecto a las elecciones de 2024, para empujar la reforma electoral con todo y buscar a toda costa su aprobación. Algunos podrían señalar que es por su pleito casado con el INE y su consejero presidente Lorenzo Córdova y del consejero Ciro Murayama, así como de los consejeros que no son afines a Morena, o bien porque teme que ante una improbable derrota de su candidato (a) a la Presidencia de la República, no pueda contar con un órgano electoral o tribunal electoral que le sea incondicional, para ganar en la mesa lo que eventualmente podría perder en las urnas.
Uno de los sectores, que poco han participado en este tipo de discusiones y polémicas por las reformas constitucionales, es la Iglesia Católica; sin embargo, el pasado 31 de octubre la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo pública su postura, respecto a una posible aprobación de una reforma electoral que considere la propuesta presentada por el Presidente López Obrador. Por lo que se manifestaron en estos términos:
“Expresamos nuestra franca preocupación, al igual que muchos ciudadanos de instituciones de la sociedad civil –y de las mismas organizaciones políticas-, por una reforma constitucional en materia electoral, iniciativa del Ejecutivo federal, que por orientación y motivos, es claramente regresiva”.
Califican la propuesta como: “Un agravio a la vida democrática, reforma destinada a afectar la representación y el equilibrio de las minorías y las mayorías, llevando el control de estos comicios hacia el ámbito del gobierno federal centralista, afectando su gestión presupuestal, afectando su autonomía ciudadana y su imparcialidad partidista”.
“Los obispos reunidos en la CEM, apelan a la prudencia legislativa y al compromiso del gobierno para con toda la ciudadanía, más allá de intereses partidistas o de protagonismo histórico” añaden: “la defensa de nuestras instituciones electorales es responsabilidad y deber de todos los ciudadanos. Por ello decimos junto a millones de voces no pongamos en riesgo la estabilidad y gobernabilidad democrática”.
Llama la atención la postura de la CEM, porque como lo señalé líneas atrás, no es una conducta que sea común en su actuar de la que yo tenga antecedente, por lo menos en los últimos treinta años.
Es de rescatar su opinión en el sentido de que tienen clara la visión de que no debe permitirse la desaparición del INE y de que se encuentra en grave riesgo el sistema electoral del país, que ha sido construido con muchos esfuerzos desde hace muchos años para terminar con los gobiernos hegemónicos del PRI, por lo que la reforma de AMLO la califican de regresiva y centralista a favor del partido del Presidente.
En una de sus conferencias mañaneras, López Obrador, aunque dijo respetar la postura de la CEM, señaló no estar de acuerdo con el llamado a frenar la reforma electoral, diciendo que: “…Cristo Jesús fue un gran luchador social..”, entre otras cosas.
No sería extraño que en las semanas siguientes los obispos y sacerdotes en los sermones de las misas se refieran a esta intentona de la 4T de exterminar al INE y con ello afectar a la vida democrática del país, pidiendo a los ciudadanos impedir que esto suceda, por lo que seguramente vendrá una respuesta de parte del Presidente y sus legisladores en contra de la postura de la CEM a los que tratará de descalificar, acusándolos de ser conservadores o de estar del lado de los neoliberales, entre otras acusaciones, con el riesgo de polarizar las opiniones de los seguidores de la 4T y los católicos en momentos en que el país necesita de la unidad nacional y no de seguir con conflictos que pueden tornarse peligrosos y derivar en la violencia física y verbal.
Así que veremos si, la postura de la CEM tiene eco en la conciencia de los diputados federales y senadores que analizarán y aprobarán la reforma o bien si sólo queda como las llamadas a misa, que quien quiere va y quién no hace lo que se le da la gana.