El Partido Acción Nacional en Puebla atraviesa una profunda crisis de credibilidad y liderazgo bajo la dirigencia de Augusta Díaz de Rivera. Más allá de la fachada de una dirigencia renovada, los hechos apuntan a una gestión marcada por irregularidades financieras, sanciones millonarias y una posible instrumentalización del partido como un modelo de negocio personal, reflejo de los patrones de saqueo que Puebla ya ha conocido en otros niveles, como el caso de Adán Domínguez y el gobierno de la ciudad.
Las irregularidades financieras: una constante
En los últimos años, el PAN Puebla ha sido severamente sancionado por el Instituto Nacional Electoral (INE). Las multas, que suman más de 12 millones de pesos en apenas dos ejercicios, exhiben una serie de inconsistencias graves: gastos no comprobados en remodelación de oficinas, omisión en la presentación de comprobantes fiscales, irregularidades en propaganda electoral y la falta de claridad en el uso de recursos asignados a comités municipales.
El caso más alarmante es la existencia de un listado de deudores por préstamos personales otorgados por el partido, que ascienden a casi 376,000 pesos, sin evidencia de su devolución. Este desorden administrativo refleja una estructura interna más interesada en el beneficio individual que en el cumplimiento de los principios que Acción Nacional debería representar.
La factura millonaria: observaciones recientes del INE
El capítulo más reciente de esta historia lo protagoniza un oficio dirigido por la Unidad Técnica de Fiscalización del INE al responsable de Finanzas del Comité Directivo Estatal del PAN Puebla. En el documento, con número INE/UTF/DA/47952/2024, se detalla un cúmulo de observaciones que no dejan lugar a dudas sobre el mal manejo de los recursos del partido.
Entre las irregularidades señaladas se encuentran:
• 35 millones 101 pesos por facturas que no fueron reportadas en el Sistema Integral de Fiscalización (SIF).
• 9 millones 607 pesos por no registrar a tiempo gastos realizados.
• 3 millones de pesos por no presentar documentación que compruebe el gasto por concepto de mantenimiento de inmueble.
• 4 millones 270 mil pesos por no presentar informe de mejoras de edificio realizadas por la empresa CERRO ESTRELLA CONSTRUCCIONES S.A. de C.V.
• 4 millones 557 mil pesos por gastos no comprobados de deudores diversos.
• 1 millón 898 mil pesos por falta de pago de impuestos.
Por si fuera poco, el INE también detectó la emisión de comprobantes de aportaciones económicas de figuras destacadas del partido, como Eduardo Rivera Pérez, Mónica Rodríguez Della Vecchia, Nancy Jiménez Morales y Ana María Jiménez Ortiz, las cuales no se encuentran registradas en las cuentas bancarias del partido.
El saqueo en despoblado: un modelo repetido
Estas cifras no son solo una muestra de desorganización, sino una prueba de un modelo de saqueo institucionalizado. Mientras las dirigencias del PAN Puebla, bajo Augusta Díaz de Rivera, y del gobierno municipal, con Adán Domínguez, insisten en justificar sus acciones como errores administrativos o simples omisiones, los patrones de desvío y uso indebido de recursos cuentan otra historia.
Lo más preocupante es que estas acciones parecen operar bajo el cobijo de un sistema político interno: el Yunque y la figura de Eduardo Rivera como “príncipe” del PAN poblano, perpetuando una estructura que beneficia a un pequeño círculo mientras despoja al partido de su esencia democrática y su compromiso con los ciudadanos.
Un llamado urgente a la acción
Para el PAN Puebla, este es un momento definitorio. Si no se emprenden acciones inmediatas —incluyendo una auditoría independiente, el relevo de liderazgos y un compromiso firme con la rendición de cuentas—, el partido corre el riesgo de desmoronarse, tanto en su estructura interna como en su credibilidad ante los ciudadanos.
Puebla merece partidos que sean ejemplo de transparencia, no de corrupción. Continuar con este modelo de saqueo en despoblado no solo destruye instituciones, sino que también mina la confianza de la sociedad en la política como herramienta para el cambio. La dirigencia de Augusta Díaz de Rivera y su equipo, protegidos por el Yunque y Eduardo Rivera, ya no solo están en deuda con el PAN, sino con Puebla entera.