Según la UNAM, el machismo consiste en una serie de creencias, valores y conductas que dicen que los hombres son superiores a las mujeres y por eso las subordinan.
No podemos negarlo, México es una nación machista: estamos entre los 20 peores países para ser mujer.
Los mexicanos no quieren cambiar el machismo porque les da privilegios: desde mejores salarios, hasta subirse al transporte público sin sufrir acoso.
Que las punteras rumbo a la elección presidencial del próximo año sean mujeres, empodera a las mexicanas como nunca antes.
No olvidemos que casi la mitad de América Latina ha elegido mujeres para encabezar sus gobiernos, pero sólo Perú y Honduras tienen actualmente presidentas.
Quien gane, Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez, se convertirá en la primera mujer en ganar una elección en México, Canadá o Estados Unidos.
En mayo de este año, el INEGI presentó una medición, donde nueve de cada diez personas apoyaban mucho o algo tener una mujer presidenta.
¿Estamos de verdad listos en México?
Desde la campaña de 2018, más mujeres han ganado gubernaturas que en el resto de la historia del país; también se ha nombrado a la primera presidenta de la Suprema Corte y gobernadora del banco central. Además, el Congreso Federal ahora es mitad femenino.
Aunque se ha avanzado mucho con las nuevas generaciones y se ha alcanzado un gran entendimiento de la igualdad entre hombres y mujeres, la realidad es que esta ideología sigue arraigada la cultura mexicana, ya que se sigue apoyando y fomentado este comportamiento.
Aquí es donde Marcelo Ebrard y Movimiento Ciudadano entran. En un país donde se sigue viendo a las mexicanas en un rol inferior al de los hombres, no todos, incluidas algunas mujeres, quieren ver a una mujer en la presidencia.
México es un país con un fuerte “voto machista”, que no es exclusivo de los hombres.
En las últimas elecciones del Edomex, la región más poblada del país, también se enfrentaron dos mujeres y la participación fue la más baja de la historia.