Julio Huerta es el último hombre importante que queda del Barbosismo.
Sin su parentesco con el ex gobernador Miguel Barbosa, sería imposible verlo hoy como una de las opciones de Morena para el gobierno del Estado.
Con su poca experiencia en las grandes ligas, por ejemplo, hizo que desde la cuentas de redes sociales de la Secretaría de Gobernación de Puebla lo promocionaran en su destape.
Asegura que pertenece a una nueva generación de políticos, pero emplea las prácticas más viejas de la política mexicana.
Asegura en su publicidad que sí cumple, pero no dice qué.
Más de 150 alcaldes de todo Puebla lo acompañaron en su evento, más por miedo que por convicción. Se había reunido con ellos días antes para preguntarles en un tono poco amable si lo apoyarían, sin ofrecer nada a cambio.
El oriundo de Zinacatepec es, según los números de las encuestas, la opción más débil para competir en Puebla por Morena: ganaría por sólo 6 puntos a Eduardo Rivera, mientras Nacho Mier y Alejandro Armenta lo harían por quince.
Sin una sola acción importante durante su mandato, Miguel Barbosa será una de las mayores cargas para su primo. La ciudadanía lo tenía como uno de los gobernadores peor evaluados del país, según las mediciones mensuales de Consulta Mitofsky.
Compartir el poder con David Monreal, evitó que se consolidara en el último lugar.
El rencor y la venganza se apoderaron de Puebla. Empresarios, académicos, políticos y activistas vivían con miedo. Nadie quiere una Puebla así otra vez.
Julio Huerta tendrá que cambiar su discurso y desvincularse de su primo, quien lo llevó a estar como uno de los finalistas para gobernar este Estado.
Y tanto se quejaron los morenistas de que Rafael Moreno Valle quería heredar el poder a su esposa, que hoy el primo del ex gobernador podría ser su candidato.
No sé si los poblanos quieren que un pariente de Luis Miguel Gerónimo tome los hilos de Puebla.
Yo, lo dudo.