Soy un convencido que la eliminación fue lo mejor que le pudo pasar al ‘Tri’. Grité como loco los goles y le pedí a Dios que Chávez tuviera una pincelada más que nos colocara en la siguiente fase, pero seamos honestos: ¿para qué íbamos a pasar?
México jugó el último partido con el hambre y las ganas que requieren en un Mundial, tristemente el talento individual fue de lo que careció. Antuna y Alvarado, si tienen un poquito de vergüenza, jamás deben de volver a vestir la camiseta de la Selección Nacional.
Tampoco queramos enmascarar el fracaso con la ausencia de Lainez y El Bebote. Sí, son mejores que tres o cuatro de los que estaban, pero tampoco es que con ellos nos convirtiéramos en candidatos a líderes de grupo ni mucho menos en dignos rivales del equipo campeón del mundo.
Ubiquémonos: sí, son buenos jugadores, pero aún les faltan varios escalones para codearse con los mejores.
¿Qué conclusión sacar? Para mí, que Chávez es el mejor futbolista mexicano de la actualidad y que su talento lo tendrá que ir convirtiendo naturalmente en el líder de la siguiente generación. Otra, que Lozano, no es ni será un referente del Tri.
Llegar al fondo debe de servir para reconsiderar muchas cosas detrás de la elección del próximo seleccionador y empezar un proyecto a largo plazo, donde nuestra mirada no sea en el 2026 sino en el 2030.
Basta de culpar a los directivos y al cuerpo técnico en curso. Los jugadores son los mayores responsables de la situación actual. ¿En serio nadie dentro del vestidor exigió la titularidad de Edson Álvarez en el partido más importante de la fase de grupos? Todos, hasta los que no sabían de fútbol, entendían que para el juego que se estaba planteando eran Álvarez y 10 más.
Entre las cosas positivas es que el tiempo de las ‘vacas sagradas’ ha llegado a su fin. Tener fuera a un tipo como ‘HH’ que no fue capaz de pedir su cambio ante Argentina aun sabiendo que el cuerpo ya no le daba o tener fuera a un tipo como Ochoa que, con su jerarquía, no pudo pedir un lugar para que Acevedo viviera su primera experiencia mundialista, siempre es ganancia.
Los jugadores que se habían adueñado de la Selección darán un paso al costado. Por eso es muy importante la decisión que se tomará con respecto al director técnico de cara al futuro. Tienes la posibilidad de realmente iniciar un proceso de cero, con jugadores jóvenes que puedes moldear a tu estilo de juego y sin los típicos grilleros que sólo hacían daño por dentro.
Si pudiera poner sobre la mesa a un candidato, sería a Jaime Lozano. Mexicano fregón que llevó a una selección juvenil al bronce en unos juegos olímpicos. Tiene el perfil necesario para potenciar.
Así llega a su fin la que era catalogada por algunos porristas como la mejor generación en la historia de México, con muchas más penas que glorias y con un paso mediocre.
Una vez más: jugaron como nunca y perdieron como siempre. Qué tristeza.