Cuando Martha Erika Alonso ganó la elección en el quinto Estado más poblado del país, se convirtió en el primer caso de sucesión marital en la historia de México.
Su triunfo sobre el morenista Miguel Barbosa, por apenas 100 mil votos, la convertía en la primera mujer en gobernar Puebla. La primera gobernadora panista.
No es poca cosa.
Hasta el día de hoy, los panistas se cuelgan de ese logro.
El mito de que “gobernador no pone gobernador” se terminó desde que Rafael Moreno Valle decidió que Tony Gali sería mini gobernador.
Igual que con Doña Rosario Orozco, la carrera política de Martha Erika estuvo ligada a la de su esposo desde el inicio. Juntos llegaron a Casa Puebla.
Desde el DIF, la panista impulsó la iniciativa para reducir de cinco años a cinco meses el proceso de adopción. Con el programa Empoderamiento de la Mujer en la política, ya con el control del PAN poblano, recorrió todo el estado.
Fue un 18 de diciembre de 2017 cuando se escuchó por primera vez el “Martha gobernadora”, durante su segundo informe de labores como secretaria general de Acción Nacional.
Después de que Moreno Valle declinó en sus aspiraciones para ser candidato a la presidencia de México, se consolidó la sucesión conyugal.
Todas las encuestas de salida del 1 de julio daban ventaja a Miguel Barbosa, candidato de Morena, sobre Martha Erika Alonso, candidata del PAN.
Eran 4 puntos que se evaporaron poco a poco en el programa de resultados electorales del Instituto Nacional Electoral.
Todos los morenistas tenían números favorables resultado de la ola Lopezobradorista, excepto Barbosa.
Moreno Valle nunca perdía y si perdía, empataba.
Ésa era la máxima de su grupo.
Su legado está lleno de excesos, pero destacan museos, hospitales, la remodelación del estadio Cuauhtémoc, AUDI, carreteras, rehabilitación de zonas históricas, el gasto multimillonario en publicidad y la detonación del huachicol.
El de Don Miguel, venganza y rencor.
No es un secreto que nuestro estado, con 4.5 millones de electores, es una plaza estratégica para los candidatos presidenciales. La corcholata designada por el presidente López Obrador va a querer un candidato competitivo en Puebla.
Y ni Miguel Barbosa era Rafael Moreno Valle, ni Doña Rosario es Martha Erika Alonso.